Emir Olivares Alonso
Algunas de las víctimas de los "excesos" policiacos en San Salvador Atenco manifiestan que a un año de los hechos "no hay voluntad política" para castigar a los culpables de dos asesinatos, 26 violaciones sexuales y actos de tortura, y coinciden en afirmar que "la impunidad" de la que gozan las autoridades tras los acontecimientos, genera "enojo, indignación y rabia". Asimismo, Atenco significa "la apertura a la criminalización" de la lucha social con el retorno del pensamiento más conservador al poder, después de 150 años.
Norma Jiménez, quien estuvo presa en Santiaguito hasta hace un par de semanas y también fue violada, dice sentir "mucho coraje porque se dice fácil, pero en un año parece no haber pasado nada". La joven, quien llegó a Atenco para cubrir los acontecimientos para la revista Cuadernos Feministas, relata que desde el interior de la prisión el panorama es otro: "hay momentos en los que te desesperas, que quieres llorar, gritar, darte el chance de sentirte mal. Después de un año aprendimos eso: el que llores no significa que no estés resistiendo".
En tanto, Trinidad Ramírez, esposa del líder del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT), manifiesta que ante la impunidad por los abusos y excesos cometidos por las autoridades "siento impotencia y rabia al recordar que para ellos (el gobierno) no significa nada que nuestras compañeras hayan sido violadas; qué rabia que no signifique nada que haya compañeros muertos, torturados, encarcelados, perseguidos y que nuestra vida haya quedado en suspenso".
Doña Trini exige que se castigue a quienes ordenaron el operativo "que le ha causado tanto daño al pueblo de Atenco, pues ahora muchas familias están desintegradas". Y agrega que el FPDT comienza a reorganizarse y que no cesarán en su lucha hasta obtener la libertad de sus compañeros.
Uno de los más agredidos por los policías, Jorge Salinas, integrante del Colectivo de Telefonistas Zapatistas, señala que a un año de los hechos la sociedad debe pelear porque "Atenco no sea sólo una efeméride más en la que no se haga justicia". Salinas refiere que su sentir es de enojo, molestia e indignación en contra del gobierno, porque "al ser inocentes mis compañeros y yo ya casi cumplimos un año bajo proceso, y quienes nos torturaron, violaron a las compañeras, asesinaron a Javier y Alexis y expulsaron extranjeros, están libres y en la impunidad".
Para Angel Benhumea, padre de Alexis, Atenco "significa la apertura a la criminalización de los movimientos sociales". Integrante de la otra campaña, Benhumea señala que su hijo "no falleció: fue asesinado por un operativo de Estado". Agrega que a su familia no sólo le duele la muerte de uno de sus integrantes, sino "la impunidad" para todos aquellos que golpearon torturaron y agredieron sexualmente.