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viernes, octubre 03, 2008

Castigo a los responsables del 2 de octubre, clamor popular

■ Decenas de miles marchan al Zócalo para conmemorar la masacre
■ La represión en Tlatelolco, crimen de Estado, afirma el Comité 68

Gustavo Castillo, Mariana Norandi y Emir Olivares


Integrantes del Comité Nacional de Huelga durante el movimiento estudiantil de 1968, marcharon ayer al conmemorarse 40 años de la masacre en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco Foto: José Carlo González


Sobre Paseo de la Reforma, la marcha conmemorativa de la masacre del 2 de octubre se desarrolló en forma pacífica Foto: Francisco Olvera

Decenas de miles de personas marcharon en la capital del país para conmemorar la masacre del 2 de octubre de 1968. El Zócalo de la ciudad de México fue abarrotado por estudiantes, amas de casa, empleados públicos e integrantes de organizaciones sociales que se movilizaron en dos contigentes: uno que partió del Museo Nacional de Antropología y otro de la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco.
Los contingentes avanzaron por Paseo de la Reforma y las avenidas Juárez y Madero, donde se vieron pancartas en las que los manifestantes demandaban el cese de la represión gubernamental contra los movimientos sociales, libertad para los presos políticos y, sobre todo, textos en los que exigían castigo para los responsables de la masacre ocurrida hace 40 años en Tlatelolco.
Se reconstruye aparato represivo
Durante el mitin en el Zócalo, Raúl Álvarez Garín, representante del Comité 68, advirtió que el gobierno de Felipe Calderón “está reconstruyendo el aparato de represión contra los movimientos sociales, como pasó en el caso Atenco”. Aseguró que “ya se alcanzaron acuerdos” entre Estados Unidos y nuestras autoridades “para decretar la suspensión de garantías en la frontera norte de México, porque están pensando que si hay un desplome de la economía nacional podría haber migraciones masivas hacia ese país, y para contenerlas se pretende que el Ejército se enfrente a mexicanos en territorio nacional”.
Las marchas se realizaron de manera pacífica. Sin embargo, grupos de jóvenes con el rostro cubierto con paliacates o máscaras antigases se infiltraron en el contingente que partió de Tlatelolco y provocaron desmanes en la avenida Madero, entre las calles de Palma e Isabel la Católica, causando daños a comercios y bancos de la zona.
Posteriormente esos mismos grupos protagonizaron conatos de enfrentamiento con los granaderos que resguardaban el antiguo Palacio del Ayuntamiento.
Algunos manifestantes portaban fotografías de Ignacio del Valle, dirigente del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT), preso en el penal de máxima seguridad de El Altiplano desde mayo de 2006; también llevaban imágenes de Demetrio Vallejo y Valentín Campa, líderes ferrocarrileros encarcelados en 1959 después de que el gobierno reprimiera la huelga del gremio.
Las movilizaciones partieron aproximadamente a las tres de la tarde. El grupo que salió del Museo Nacional de Antropología fue encabezado por los padres de Lucía Morett, estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que solicitó refugio a Nicaragua tras los ataques del ejército colombiano contra un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia ubicado en territorio de Ecuador.
Después se sumaron al contingente grupos de universitarios y estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN), que a lo largo de toda la marcha, además de los tradicionales goyas y huelúms, gritaban al unísono: “Poli-UNAM, unidos vencerán”.
Los integrantes de lo que fue el Consejo Nacional de Huelga (CNH), que aglutinó a la dirigencia del movimiento estudiantil de 1968, así como de las coaliciones de maestros e intelectuales, se tomaron del brazo y caminaron casi al final de ese contingente, pero eran los que recibían más aplausos de parte los observadores que formaron una fila que se extendió, al igual que el cordón policiaco, desde el museo hasta el Zócalo.
Raúl Álvarez Garín caminó al frente de la descubierta, organizando a los grupos que se sumaban a la marcha, siempre detrás de Mirtocleya González, la abanderada del 68. Atrás de ellos iban Fausto Trejo, Leopoldo Ayala, César Tirado, Pablo Gómez, Francisco Gallegos, Esmeralda Reynoso, Carlota Botey, Gastón Martínez, Ignacia Rodríguez, Enrique González Rojo y Eugenio Filloy, entre muchos más que dirigieron el movimiento estudiantil.
Caminaron por las calles del centro de la ciudad recordando la historia de 1968.
Antes del cruce de las avenidas Reforma y Florencia, en la Zona Rosa, se sumaron al grupo Carlos Monsiváis, Rolando Cordera y Gerardo Estrada.
Durante la movilización se repartió un documento titulado Proclama del Comité 68 en el 40 aniversario del 2 de octubre. En ese texto se menciona que “la masacre perpetrada en la Plaza de las Tres Culturas, hace 40 años, fue un crimen que se enmarca en una política de Estado que tuvo el propósito central de destruir un movimiento cuyas demandas –amparadas en la Constitución– expresaban el cuestionamiento y el rechazo al autoritarismo y a la represión gubernamental”.
El contingente que partió de Tlatelolco estuvo encabezado por habitantes del municipio de San Salvador Atenco, que demandan libertad para Ignacio del Valle y otros 12 integrantes del FPDT que aún están presos.
Sin embargo, la mayoría de los participantes en la movilización eran estudiantes del instituciones académicas del Distrito Federal y otras entidades. Este grupo gritó consignas contra la desaparición de la escuelas normales públicas, la reforma educativa, la Alianza por la Calidad de la Educación, Elba Esther Gordillo, la reforma energética y los aumentos en gasolinas y alimentos.
Aproximadamente a las 18 horas el contingente entró en la Plaza de la Constitución, donde se realizó un mitin. Entre los oradores participaron representantes del FPDT, la UNAM, la Universidad Autónoma Metropolitana, del magisterio disidente de Morelos, IPN, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia y del Comité del 68.
Los maestros de Morelos recordaron que son ya 50 días que se mantienen en paro indefinido y advirtieron que no regresarán a impartir clases hasta anular la Alianza por la Calidad de la Educación. “Hoy decimos que este movimiento magisterial se ha convertido en un gran movimiento social; hoy decimos que en Morelos, como en el 2 de octubre, no daremos un paso atrás, porque se está depertando la conciencia de un pueblo, de toda una sociedad y de todos los trabajadores”.
Los estudiantes de la UNAM reiteraron su compromiso con la educación pública y popular, y afirmaron que “sólo con la organización independiente lograrán la expulsión definitiva de las organizaciones delictivas, como son los porros de la universidad”.
En ese sentido, cabe mencionar que cuando se desarrollaba el mitin, frente al antiguo Palacio del Ayuntamiento se presentaron conatos de enfrentamiento entre granaderos y jóvenes, lo que provocó que los oradores hicieran un llamado a “no caer en la provocación” y pidieron a los asistentes que formaran un cordón humano alrededor de la plancha del Zócalo para garantizar la seguridad y continuidad del acto.
El mitin concluyó sin que hubiera enfrentamientos directos con la policía, aunque las autoridades reportaron la detención de 20 jóvenes que participaron en los desmanes.

jueves, octubre 02, 2008

A 40 años, los estudiantes rebeldes siguen marcando el camino


El 2 de octubre de 1968, el gobierno mexicano asesinó a cientos de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas

1. Revivir la historia, prender llamas de conciencia

A 40 años del movimiento estudiantil y popular de 1968 n os corresponde a todos, pero sobre todo a los estudiantes de abajo, reivindicar su herencia.

Los medios de comunicación, con Televisa y TV Azteca al frente, como todos los voceros de este sistema injusto, pondrán en el centro el recuerdo de la represión, conmemorarán a los caídos y dirán que tenemos suerte de ya no estar en esas viejas etapas de despotismo político; desde las autoridades universitarias, hasta personeros del gobierno y de todos los partidos políticos, se darán golpes de pecho, llamarán “valientes” a los jóvenes luchadores de ayer, pero callarán frente a la represión, la persecución política, el encierro y desaparición de luchadores sociales de hoy. “Todo ha quedado en el pasado, miremos al futuro con alegría, ya no hay por qué protestar…”, será el fondo de su mensaje en el 40 aniversario de la batalla histórica del CNH, que por lo demás, tiene una enorme vigencia para nuestros tiempos.

Sin vergüenza y pensando que el tiempo puede borrar la memoria histórica, los de arriba quieren que les creamos que en el México de hoy se ha superado el pasado de los gobiernos autoritarios, que la democracia y la libertad se ha conquistado y que por lo tanto no hay necesidad de organizarse. Se refieren por supuesto a una democracia y una libertad falsa en la que las decisiones e imposiciones siguen siendo desde y a favor sus intereses y en detrimento de la calidad de vida, de la educación, la seguridad social, el patrimonio y la libertad de la clase trabajadora.

El actual rector de la UNAM, José Narro, hace 10 años encabezó el encarcelamiento de más de mil estudiantes huelguistas que se opusieron a la privatización de la Universidad, y ahora encabeza actos de conmemoración a los estudiantes rebeldes del 68, convoca conferencias, exposiciones, proyecciones de películas sobre el movimiento del CNH, lo que constituye una aberrante hipocresía, un insulto a la memoria de la comunidad universitaria, pero no sólo por sus agresiones al movimiento estudiantil de 1999-2000, sino ahora mismo, con sus comunicados que califican de “actos violentos” e “intromisiones” el hecho de que visitaran la UNAM los campesinos y profesores que luchan por defender sus derechos, y que en días pasados protestaron en el DF, poniendo esto al nivel de una agresión porril. Pues para este nuevo porro perfumado que tenemos en la rectoría de la UNAM: la Universidad seguirá con sus puertas abiertas para el pueblo y sus organizaciones en lucha, defender tus derechos no es ningún acto violento, eso nos enseñaron los estudiantes de 1968 y lo seguiremos reivindicando; “intromisión” la de la PFP en la UNAM, el 1 y 6 de febrero del 2000, perpetrada por Juan Ramón de la Fuente y el actual rector Narro; “intromisión” la de los grupos porriles y de golpeadores a sueldo que amedrentan a la comunidad; “intromisión” la del gobierno federal y el PAN al atacar a la comunidad universitaria diciendo que la UNAM es un “nido de terroristas” tras el ruin asesinato de 4 estudiantes mexicanos en Ecuador, realizado por el genocida ejercito colombiano, que no bastándole tal atrocidad, todavía se atreve a perseguir, junto con organizaciones de ultraderecha en México ligadas al PAN y al gobierno federal, a la estudiante mexicana Lucia Morett. Señor rector: la visita de profesores y campesinos de ninguna manera violenta la UNAM, pues esta Universidad es de ellos, como lo es de todo el pueblo mexicano.

Es en este mismo intento de institucionalizar el 2 de octubre y la lucha estudiantil de 1968, que los déspotas pueden hablar de democracia y libertad. Enrique Peña Nieto, torturador y asesino, que mandó violar a decenas de mujeres de Atenco el 4 de mayo de 2006, allanar ilegalmente cientos de viviendas con más de 2 mil gorilas policiales, que además mataron a dos jóvenes, uno de ellos Alexis Benhumea, estudiante de la Facultad de Economía, ese mismo gobernador-gorila que mantiene a 16 presos políticos del digno pueblo de Atenco, se ha atrevido a asistir a la inauguración de la exposición fotográfica sobre el movimiento del 68 que se montó en la Asamblea Legislativa del DF, donde se hizo un llamado a “no permitir que se repitan los sangrientos hechos del 2 de octubre de 1968”. Miren nada más, Peña Nieto yendo con su caradura a este acto a 40 años de la matanza del 2 de octubre, cuando en el Estado de México ha gobernado golpeando, asesinado, allanando, violando y encarcelando a luchadores sociales, manteniendo presos políticos en cárceles de máxima seguridad con sentencias de hasta 112 años, como es el caso de Ignacio Del Valle, y persiguiendo a jóvenes estudiantes como América Del Valle, quien desde hace más de 2 años debe permanecer oculta, sin ver a su familia, sin estar en su pueblo ni ir a la Universidad Pedagógica Nacional de donde es estudiante, por las ordenes de aprehensión en su contra. Y por lo demás, con estos “invitados especiales” la Asamblea Legislativa del DF muestra su falso compromiso, su nula seriedad al luchar contra la represión al movimiento popular en México.

Díaz Ordaz, ya para 1969 había cerrado 15 normales rurales para convertirlas en secundarias técnicas agropecuarias, ello generó un fuerte malestar entre los estudiantes, quienes no aceptaban una situación que pretendía convertirlos en “técnicos serviles... que al graduarse presten sus servicios en las grandes industrias del país” olvidándose del desarrollo educativo de la nación. Hoy la misma amenaza ronda de nuevo sobre las normales con el nuevo Pacto por la Calidad de la Educación que, entre otras atrocidades, pretende debilitar el proyecto de la Escuela Normal como el espacio de formación de maestros, mutilando sus alcances y saboteando los presupuestos para asfixiarla. En días pasados, como resultado de esta Alianza con la Secretaría de Educación, Elba Esther Gordillo dijo a las claras que las normales debían desaparecer para pasar a ser escuelas que formen “técnicos en turismo… técnicos en actividades productivas”, y ya no más profesores. Vaya coincidencia de los autoritarios de ayer y de hoy.

Esas son las miserias, pero no lo es todo. Los aportes, el ejemplo, los logros, la valentía y entrega de toda una generación de jóvenes, forman la bandera que debe quedar en el asta de nuestros recuerdos, en la memoria histórica de nuestro pueblo. Esto es fundamental en la construcción del futuro: tomar al 68 como un instrumento de lucha, que prenda llamas de conciencia por todos lados, y jamás como una fecha muerta del pasado.

El movimiento estudiantil de 1968 se propuso pelear por las libertades democráticas en el país, en ese sentido se trató de la continuación de las heroicas luchas que, desde 1958, desarrollaban ferrocarrileros, telegrafistas, maestros, camioneros y otros trabajadores, como un conjunto de combates en contra de los mecanismos de control Estatal, en contra del charrismo sindical, del despotismo de la autoridades, de la represión a los que luchaban por transformar el país en beneficio del pueblo. El Consejo Nacional de Huelga (CNH) retomó de estas experiencias los elementos para definir sus demandas y reinventar sus formas organizativas. Eso es el ejemplo, el legado que nos dejan. Esas son hoy también las banderas que ondean entre los estudiantes concientes.

2. Ayer Demetrio y Valentín… hoy por Ignacio Del Valle gritamos ¡LIBERTAD!

La constante represión, primero en contra del sector obrero, más tarde en contra de los médicos y después contra estudiantes de Michoacán, con una larga lista de agravios más, encendió la indignación de cientos de miles de estudiantes en todo el país, que con su organización y firmeza decidieron ponerle fin a la represión, a la corrupción del gobierno, al autoritarismo y antidemocracia. Los estudiantes del 68 fueron testigos del avasallamiento gubernamental en contra de las luchas justas de su tiempo, vieron en la cárcel a los que defendían los derechos populares, y en la impunidad y opulencia a los empresarios, sacerdotes y gobernantes que detentaban el poder con prepotencia. Por ello, no es casual que el primer punto del pliego petitorio del CNH fuera la liberación de los presos políticos. Libertad no sólo para los estudiantes presos, sino también para el oaxaqueño y líder ferrocarrilero Demetrio Vallejo, para Valentín Campa y todos los que estuvieran tras las rejas por luchar.

Cuatro décadas después, la libertad de los presos políticos no sólo es la más trascendental sino la más vigente de las demandas de 1968. La detención de luchadores sociales sigue siendo una estrategia de escarmiento ejemplar para aquellos que se atrevan disentir del sistema y sus reglas. La lista de activistas que el gobierno mexicano mantiene secuestrados es larga y suma a varios cientos de luchadores sociales.

Nacho, campesino de lucha incansable y dignidad de hierro, sentenciado a una aberrante condena de 112 años de cárcel, es hoy nuestra bandera por la libertad, como ayer lo fueron Campa y Vallejo. Lograr su libertad es tarea de todos, y se ha convertido en una necesidad para poder avanzar en la construcción de un México mejor. Quien grite en los balcones, en las tarimas o en la televisión “2 de octubre no se olvida”, tiene que decir también “libertad a Ignacio del Valle”, porque si en verdad no se olvida, si en realidad se comprende la esencia de la batalla heroica del CNH, se tendrá que estar a un lado del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de Atenco, gritando y exigiendo: ¡Ignacio del Valle, te queremos en la calle!

Conseguir con la presión de todos, en la movilización constante, la libertad de Ignacio Del Valle y los compañeros presos de Atenco (que sentencia tras sentencia son blanco de la consigna política y vengativa de un gobierno que no perdonan a estos campesinos rebeldes por echarle abajo su aeropuerto) así como los de la APPO, los hermanos Cerezo, los presos zapatistas y los más de 800 presos políticos de todo el país, es nuestra tarea pendiente y la historia nos reclama arrebatárselos al gobierno, como lo demandaban los estudiantes en 1968.

Esta es una demanda que traspasa el tiempo y une generaciones, la solidaridad de los de abajo, pero no es lo único. Algo más que asemeja al 68 con el 2008, es el despotismo de los de arriba, su brutalidad y saña contra los que luchan, y una vez más, vemos como la debilidad de los poderosos, es el miedo que tienen a todo lo que atenta contra sus intereses, su seguridad, y la fuerza bruta es la solución que encuentran frente a su falta de legitimidad.

Cualquier pretexto es bueno para reforzar e incrementar su plan de terror contra el pueblo mexicano, intentando generalizar el sentimiento bushiano de “si no estás conmigo, estás en mi contra”.

El pasado 15 de septiembre, en la capital michoacana, unos artefactos hicieron explosión en pleno grito de independencia, matando a 8 personas e hiriendo a decenas más. De inmediato el gobierno de Calderón culpó de los hechos a los grupos del narcotráfico y enunció un discurso de más guerra contra los “grupos violentos”, de más armas, más militares y policías, e incluso, de “apoyo” extranjero. Haya venido de donde haya venido esta infame agresión del 15 de septiembre en Morelia, el hecho es que a Calderón pretende usar lo acontecido para tratar a todo aquello que debilite al Estado como traidor a los intereses nacionales y cómplice de los narcotraficantes, y en ese costal entran todos los movimientos sociales de lucha, los profesores de Morelos en paro contra la alianza gordillista para la educación, los electricistas del SME que defienden con garras y dientes su derecho amenazado a una jubilación digna, los contingentes del pueblo que se oponen a la privatización de PEMEX, etc.

Antes los gorilas del cuerpo de granaderos, hoy los de la AFI y la PFP; antes Díaz Ordaz y Luis Echeverría, hoy Peña Nieto, Ulises Ruiz y Felipe Calderón; por eso tenían razón el CNH: ¡Disolución de los cuerpos represivos! ¡Deslinde de responsabilidades y castigo a los represores!

3. El legado de lucha de 1968

En 68, los estudiantes construyeron en sus escuelas sus verdaderos organismos de representación y de lucha: las asambleas. En todas las escuelas y las facultades de la UNAM y el IPN las asambleas toman iniciativas para responder a la violencia estatal. Para llevar a cabo las tareas organizativas más urgentes, la asambleas conforman en cada escuela los comités de lucha que están estructurados en distintas comisiones: propaganda, brigadas, finanzas, etc., y con ellos cada escuela está ligada a la lucha común a la vez que posee un alto grado de autonomía de acción. Al mismo tiempo, en cada institución educativa en huelga se crean comités coordinadores.

Mientras este proceso de construcción del órgano de dirección y representación del movimiento se da en el interior de las escuelas, en las calles se mantiene no sólo la acción defensiva ante la represión, sino que se inicia la actividad de los brigadistas. Las plazas, calles, parques, camiones, mercados, salidas de fábricas y oficinas, se convierten en escenario de la acción política de información y propaganda estudiantil. Las brigadas, desde los primeros días del movimiento, se encargan de mantener al CNH lo más estrechamente vinculado al pueblo. Informan del curso del movimiento, explican su importancia, sus fines y sus necesidades, difunden propaganda y recogen el apoyo del pueblo, que da muestras de indudable simpatía por los estudiantes, reflejada en el apoyo a las movilizaciones y la solidaridad activa de contingentes como los pobladores de Tatelolco, los campesinos del pueblo de Topilejo y la manifestación oficial “de desagravio” que organizó el gobierno en el zócalo, en la cual los empleados asistentes repudiaron la fuerza policial y expresan su apoyo al movimiento estudiantil; en este mismo sentido, en Azcapotzalco los obreros de la refinería se van a paro en apoyo al CNH.

Ante ello, y con la intención de acabar con el mal ejemplo floreciente en las escuelas, el gobierno recurre a un nuevo despliegue de fuerzas, el 18 de septiembre el ejército tomó la CU, y el 23 de septiembre ocupó por asalto el Casco de Santo Tomás y Zacatenco, en una verdadera batalla campal. La incapacidad para convencer, la falta de argumentos, aislamiento y desesperación del gobierno de Díaz Ordaz, se materializó en la ejecución de uno de los más grandes e indignantes crímenes de Estado en la historia del mundo: la masacre de Tlatelolco.

En esta situación, cuando el Estado había asestado el más terrible golpe al movimiento y después de las Olimpiadas se volvió muy difícil retomar la movilización y las actividades. El 4 de diciembre la huelga se levanta y dos días después el CNH se declaró disuelto, sin embargo, el pueblo apenas comenzaría a cosechar todo lo que sembraron los estudiantes rebeldes.

Después del 2 de octubre, Díaz Ordaz queda evidenciado como represor y genocida ante los ojos del mundo, lo que hace una presión mayor para la liberación de todos los presos políticos, que al cabo de unos cuantos meses, tanto los estudiantiles como los del movimiento obrero, quedaron en libertad. El delito de disolución social establecido en el artículo 145 del Código Penal, fue suprimido como consecuencia del debate abierto por el CNH.

Por otra parte, el movimiento de 1968 fue el semillero de protesta para los años por venir. De los brigadistas del 68 surgirían muchos de los activistas que participaron al lado de la insurgencia obrera de los 70’s, en el movimiento urbano, en el sindicalismo independiente, y su experiencia organizativa sería puesta en práctica en muchos lugares de trabajo, escuelas y comunidades del país.

Nuevos centros de estudio fueron abiertos en los años 70 como resultado directo del movimiento estudiantil. Los Colegios de Ciencias y Humanidades (CCH’s) en la UNAM, el Colegio de Bachilleres y la Universidad Autónoma Metropolitana son ejemplo de ello.

Así, es que en la década de los 80’s, decenas de miles de profesores se levantan en todo el país, hacen huelgas y toman las calles, por su salario, por la educación pública y gratuita, en apoyo a otros contingentes, retomando la firmeza y sobreponiéndose a la represión, como nos lo enseñaron los huelguistas estudiantiles, muchos de los cuales, ya se habían convertido en profesores rurales y de escuelas públicas en general, a lo largo y ancho del país, asumiendo esta como su nueva trinchera de batalla.

Los avances en la apertura democrática del país fueron también consecuencia de la explosión social sesentaiochera. La critica al priísmo dominante y a la arcaica estructura estatal fueron en ascenso y aun cuando nos falten sendos kilómetros en este maratón hacia la democracia y libertad, es evidente que el 68 nos dio un empujón hacia adelante.

Treinta años después, pero aún con mucha fuerza, la herencia de 68 se vio reflejada en la huelga de la UNAM del 99-2000 por la defensa de la educación pública y gratuita, que se enfrentó a un gobierno imposibilitado de volver a arremeter con la misma fuerza contra los estudiantes. El 2 de octubre arropó todo el tiempo a los cegehacheros huelguistas de 1999, y aunque los métodos represivos fueron también escalando duramente día con día, el pueblo no permitiría otra matanza.

Estas, e incontables victorias más, nos ha dejado aquel 68 de rebeldía. Depende de nosotros y de las generaciones futuras que el árbol frondoso que nos dejó siga dando buenos frutos, en beneficio de nuestro pueblo.

martes, octubre 03, 2006

2 de octubre no se olvida


Contra la represión
ALZA LA VOZ - ACTO POLITICOPor la libertad de los presos políticos de Atenco
Contra la represión en Oaxaca, Guadalajara y en todo el país.

Auditorio Ricardo Flores Magón
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
Universidad Nacional Autónoma de México

MARTES 3 DE OCTUBRE. 13 hrs.
Contaremos con las intervenciones de:

El Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (ATENCO)
La Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO)
Los procesados y reprimidos en Guadalajara en 2004
Obispo emérito Samuel Ruiz García
Ofelia Medina (actriz)
Gilberto López y Rivas (académico)
María Novaro (directora de cine)
Carlos Aguirre Rojas (académico)
Raquel Gutiérrez (activista y académica)
Bruno Bichir (actor)
Ana Colchero (escritora)
Angel Benhumea (integrante de la otra campaña)
Julieta Egurrola (actriz)
Juan de Dios Hernández (abogado defensor de los presos políticos)

los integrantes de organizaciones civiles:
Miguel Alvarez (SERAPAZ)
Edgar Cortés (Red todos los derechos para todos)
Francesca Guillén (actriz)
Alberto Híjar (académico)
integrantes de Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio, Nana Pancha, Rastrillos y Magisterio.
espacio de mujeres de la Otra Campaña DF
La comisión permanente por los presos políticos
el Comité Estudiantil Metropolitano
el Movimiento de Unificación y Lucha Triqui
el Colectivo de Sindicalistas con la Sexta
el Partido Obrero Socialista
entre varias organizaciones sociales, civiles y políticas más.

Invitan:

Jóvenes en Resistencia Alternativa
Frente Popular Francisco Villa Independiente-UNOPI
Unidad Obrera y Socialista- Frente del Pueblo
Resistencias Enlazando Dignidad Movimiento y Corazón Zapatista
Colectivo Salud y Conciencia
Sublevarte Colectivo
CEPIA
Kafe Zapata
Café Palante.

jovenes en resistencia alternativasueña, genera, desobedece, crea, baila, lucha, imagina, resiste, construye... otro mundo posible.
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