El Gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, firmó un convenio millonario con varias empresas de comunicaciones para el manejo “adecuado” de su imagen a los pocos meses de asumir el poder, con la finalidad de engrandecer la obra pública que se desarrolla en su estado y posesionarlo como el candidato presidencial del PRI en 1012. Sin embargo, en las últimas semanas el descenso de popularidad del joven gobernante ha hecho que los “cerebros” de su departamento de prensa trabajen horas extras pues hay que limpiar las “basuritas” que están tomando grandes proporciones en el caso de la violación a las garantías individuales de los habitantes de San Salvador Atenco y en donde el mandatario mexiquense aparece como culpable directo de haber ordenado el uso excesivo y criminal de la fuerza pública ante indefensos ciudadanos.
Peña Nieto se ha cansado de rechazar que la represión en San Salvador Atenco ocurrida hace dos años sea un error. Por el contrario, trata de justificar lo injustificable al asegurar que volvería a actuar de la misma forma si se diera el caso de restablecer el orden y la paz social.
Estas declaraciones han traído como respuesta críticas internacionales en materia de derechos humanos, inclusive de 96 diputados estadounidenses, lo cual ha prendido focos rojos al interior del partido.
Por si fuera poco, el joven político se ha dedicado más en las últimas semanas a recorrer el país y el extranjero con su última conquista, olvidando sus deberes tanto de gobernante como de padre, lo cual ha despertado un descontento en sus gobernados. Empresarios como Emilio Azcárraga Jean, Carlos Slim y otros poderosos están de manera disimulada poniendo sana distancia con Peña Nieto, quien estamos seguros pronto tendrá una estrategia para salir al paso de las descalificaciones. Por lo pronto ha hecho circular el rumor de que finalizó su “noviazgo” con la Gaviota, lo cual ha despertado el morbo entre la prensa del corazón y espectáculos, sobre todo ahora que se avecina el 14 de febrero, generando con esto desviar la atención del caso de San Salvador Atenco. Lo dicho, a perversos nadie les gana a los jóvenes políticos mexiquenses.