Por: Redacción Revolución / 25 septiembre, 2015
(25 de Septiembre, 2015).- El periodista y escritor Raymundo Riva Palacio explicó que la razón por la que el Papa Francisco no visitó México en su gira por Estados Unidos, fue por el caso Ayotzinapa, el cual hasta el momento sigue sin resolverse y la indiferencia del gobierno de Enrique Peña Nieto para dar una respuesta satisfactoria tanto a los padres de las víctimas como a la sociedad mexicana.
En su columna “Estrictamente Personal” que se publica en el diario El Financiero, el autor detalló que el Papa Francisco tenía en su agenda ingresar a Estados Unidos por la frontera con México a través de Ciudad Juárez, Chihuahua, sin embargo, luego del caso de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, mostró una actitud crítica al gobierno de Peña Nieto, lo que molestó a los integrantes del gobierno federal.
El jerarca de la Iglesia Católica pidió oficiar misa en Ayotzinapa luego de los hechos, no obstante, los representantes del gobierno federal alegaron que no había las condiciones para efectuar una celebración religiosa en el lugar donde ocurrió el ataque.
El Vaticano tomó partido a favor de los padres de los desaparecidos y desde el 22 de diciembre, el nuncio apostólico, Christophe Pierre, equivalente al embajador, ofició misa en la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa “Raúl Isidro Burgos”, asimismo los representantes de la Iglesia católica hablaron sobre la situación de violencia que se vive en diferentes regiones de México y cómo los sacerdotes son extorsionados por el crimen organizado sin recibir apoyo del gobierno.
De igual manera, Peña Nieto nunca concretó una cita con el sumo pontífice en Los Pinos, pese a que México es uno de los países con mayor número de católicos en el mundo.
El Vaticano también envió una carta a los padres de los normalistas y en artículos publicados en medios de Roma se hicieron críticas al gobierno de Peña Nieto.
El gobierno de Peña Nieto, de acuerdo con el autor, no atendió a los representantes de El Vaticano ni las llamadas de la Iglesia Católica, por lo que en dichas condiciones era imposible realizar un viaje a México a un año de la masacre en Iguala, que pudiera avivar más la indignación social de la sociedad.