viernes, mayo 02, 2008

Atenco, dos años después


Astillero

Julio Hernández López Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

El primer ensayo de represión federal a gran escala y con garantía de impunidad de las tres décadas y media recientes se produjo dos años atrás, con Vicente Fox como presidente y Enrique Peña Nieto como gobernador del estado de México. Durante dos días, el 3 y el 4 de mayo de 2006 (dos meses antes del fraude electoral calderónico), se aplicó en Texcoco y en San Salvador Atenco una estrategia de ejemplarizante agresión desde el poder a grupos sociales insumisos. La ruptura del estilo socarrón con que Fox había sobrellevado las luchas sociales durante su mandato tuvo como ingrediente fundamental al entonces secretario de Gobernación, Carlos Abascal, político de extrema derecha que alentó la guerra laboral contra el cacique minero Napoleón Gómez Urrutia (y desenlaces violentos como el de Ciudad Lázaro Cárdenas, con muertos y heridos) y el empleo de grupos federales de elite, conminados a violar y arrasar a los herejes izquierdistas, contra movimientos como los de Atenco y Oaxaca.

Dos años después de que el país entero vio a través de medios de comunicación electrónica el tamaño de la barbarie cometida contra habitantes de pueblos en defensa de sus tierras, la situación de los agraviados es peor. En una nación con sus calles llenas de funcionarios corruptos sin castigo y de delincuentes de altos vuelos (no explícitamente gubernamentales) intencionalmente mal procesados para que sus caros abogados los puedan liberar, tres dirigentes del movimiento con sede en San Salvador Atenco han sido condenados a 67 años y medio de cárcel y 13 de sus compañeros también están en prisión. El grueso expediente de violaciones y delitos cometidos por policías federales y estatales no ha servido para que esos delincuentes con uniforme o placa sean castigados más que en mínima dosis y por infracciones menores, apenas para dar apariencia de que algo se castiga en ese ámbito oficial.

Los responsables intelectuales también gozan de impunidad. Vicente Fox y su esposa Marta pasean por el mundo su condición de nuevos ricos e incluso se esmeran en días recientes en dar muestra de una vida aparentemente despreocupada, entre actos de caridad –migajas del enorme pastel que se llevaron– y preparación de cursos en el monumento a la corrupción llamado Centro Fox. Peña Nieto sigue despilfarrando el dinero del estado de México en formas de promoción personal con miras a la elección presidencial de 2012, ya que cree posible que la desmemoria abonada a golpe de espots televisivos le permita llevar a Los Pinos la escuela de depredación y frivolidad de la que proviene, que es la de Arturo Montiel, otro saqueador sin castigo.

Para recordar lo que ha sucedido en estos tiempos de oprobio, y para reavivar la llama de esperanza y lucha por la justicia, se realizará una jornada la cual se ha denominado “por los presos y perseguidos políticos de Atenco y de todo el país”. Mañana, a las 10 de la mañana, se colocará en Atenco una ofrenda en recuerdo de Alexis Benhumea, el estudiante caído dos años atrás, y del adolescente Francisco Javier Cortés, y a partir de las 12 horas se realizará un acto político cultural en el que habrá presencias solidarias provenientes de diversas partes del país (en su condición personal y solitaria de tecleador astillado, el autor de estas líneas también participará con la emisión de algunas palabras). Luego, el domingo 4, se realizará la Marcha por la libertad, que saldrá a las 7 de Atenco hasta la autopista Peñón-Texcoco y, en autobuses, llegará al Ángel de la Independencia para caminar desde allí hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación donde, más o menos a la una de la tarde, se realizará un mitin final. ¡Ah, por cierto, la Suprema Corte de Justicia de la Nación está por decir algo sobre lo sucedido en Atenco: en una de esas establece que siempre sí hubo delitos sin castigo y da un plazo perentorio –unos 150 años, por ejemplo– para que se castigue a altos funcionarios involucrados en esos hechos!