jueves, octubre 12, 2006

Testimonio de la ignominia

"En ese lugar (Atenco) yo me encontraba porque soy comerciante, toda la vida he sido comerciante, yo me encontraba para preparar la venta de ese día. Los granaderos me bajan de la camioneta, me golpean, me llevan a otra camioneta, me vuelven a golpear, me vuelven a subir en un camión grande, me vuelven a golpear, me reciben dos mujeres, me jalan de mi trenza, porque yo iba con mi vestimenta indígena, y me dicen que me iban a matar como un perro, que me iban a cortar la cabeza ... Al llegar yo aquí no supe de qué estaba acusada, a nadie de estas mujeres yo conocía. Yo me volteaba de un lado para el otro y veía mucha gente ensangrentada, a punto de morirse ... Un granadero me decía: ahorita vas a pasar allá adentro, te van a golpear. Unas mujeres te van a golpear. Pues gracias a Dios no he sido golpeada, no fui violada, pero la gente que sufrió ... Solicité un intérprete, pero nunca me lo han traído. Y cada vez que vienen tantas personas a tomarme la declaración yo digo que no; no porque no quiera, sino que necesito alguien que esté conmigo, porque no sé nada de lo jurídico".

(Testimonio ofrecido en el penal de Santiaguito, estado de México, ante la Comisión Civil Internacional de Observación por los Derechos Humanos, junio 2006)

Blanche Petrich