27 de diciembre del 2012
Justicia pendiente, Mexico Violento
Por Alberto Buitre
Se juntaron, lo hablaron y lo decidieron. Después se supo que los diputados del PRD, Roberto López Suárez y José Luis Muñoz Soria, pagarían la fianza de 141 mil 832 pesos para liberar a los 14 detenidos por las protestas del #1DMx, acusados de “ataques a la paz pública”. Una maniobra que no pudo ser consensada por propia voluntad de los perredistas, o que si lo fue, debieron ser conscientes que el dinero pagado, se invierte en el pellejo de su próximo jefe nacional, Marcelo Ebrard Casaubón, actor central en la brutal represión policiaca con la que protegió a su amigo y compañero político, Enrique Peña Nieto.
Y de paso a Miguel Ángel Mancera, actual ¿jefe? de Gobierno del Distrito Federal quien ya no sabía ni por donde responder a los periodistas sobre su responsabilidad en la razia policiaca de ese día, al grado de decidir maniobrar con su oficina de comunicación social para que desapareciera de los cuestionamientos el nombre del especialista en derecho penal; si, derecho punitivo, eso por lo cual fueron a parar al Reclusorio Norte y a Santa Martha los jóvenes Eduardo Daniel Columna Muñiz, Osvaldo Rigel Barrueta Herrera, César Llaguno Romero, Obed Palagot Echeverría, Sandino Jaramillo Rojas, Alejandro Lugo Moreno, Carlo Miguel Ángel García Rojas, Roberto Fabián Duarte García, Enrique Rosales Rojas, Jorge Dionisio Barrera, Styliano Vackimes, Daniel García Velázquez, Bryan Reyes Rodríguez y Rita Emilia Nery Moctezuma.
Sin duda a todo mundo alegra que estos jóvenes, presos políticos de Ebrard, Mancera, Peña Nieto, del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong y del actual subsecretario de seguridad –hasta el 1 de diciembre secretario de la SSP capitalina a las órdenes de Ebrard y propuesto al cargo que hoy ocupa por el autotipificado progresista, Andrés Manuel López Obrador-, Manuel Mondragón y Kalb. Pero eso no significa que se olvide esta burda maniobra del PRD neopeñanietista por saldar la cuenta debida por su jefe político con respecto a los detenidos y más aún, con la cruenta represión que, entre otras cosas, provocó que el manifestante Juan Uriel Sandoval Díaz perdiera un ojo por ataque policiaco, así como otro más que resultó con el cerebro expuesto tras recibir un impacto con balas de goma.
Literalmente, el PRD le echó dinero al problema y se lava las manos.
Luego, en unos meses Ebrard se convertirá en Presidente Nacional del PRD. El asunto ya está acordado, luego de la salida –que no renuncia-, de López Obrador a este Partido para convertir a Morena en su propio instituto político, de cuyo líder y simpatizantes, por cierto, en todo momento callaron convenientemente la responsabilidad de Ebrard -propuesto por AMLO como Secretario de Gobernación en su gabiente,- y más aún, lucen satisfechos con la liberación bajo caución de los 14 detenidos porque “lo importante es que están libres”, dicen, al coro de “lo logramos, compañeros”. Un patético espectáculo de típica manufactura pejista.
Vivan los presos que hoy están libres. Pero que viva la memoria. Lo que el 1Dmx pasó, es un crimen de Estado al que PRD y Morena, congraciándose con el PRI presidencial de EPN, pretenden echar al basurero de la desmemoria, como así hicieron con su responsabilidad en la represión contra campesinos de Atenco en 2005, cuya primera orden se giró desde la entonces perredista administración municipal de Texcoco. Pero de eso tampoco se acuerdan.