CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Durante su visita a México, el Papa Francisco “puede fácilmente encontrar un espacio” para encontrarse con los padres de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, aseveró hoy el sacerdote Miguel Concha Malo, al recordar que organizaciones en México, y sobre todo el Centro de Derechos Humanos Agustín Pro (Centro ProDH), han multiplicado las peticiones en este sentido.
Si bien las autoridades eclesiásticas como el gobierno mexicano descartaron en varias ocasiones esta posibilidad, un conjunto de organizaciones cristianas llamó hoy al jesuita a escuchar “otras voces” durante su viaje a México para evitar que “el poder político, mediático y eclesiástico” oculte la realidad del país y “use su visita para legitimar el modelo político vigente que tanto daño está haciendo a la nación”.
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En enero pasado, un centenar de organizaciones elaboraron una carta abierta a Francisco en la que relataron los “males” que afectan a México y le pidieron expresarse sobre ciertos temas. El obispo Raúl Vera la entregó en persona al pontífice; aseveró que Francisco la leyó y pidió detalles sobre algunos casos.
“Tienes que nombrar el horror, y a sus víctimas, a sus responsables”, urgieron las organizaciones en la misiva, al pedir al Papa: “Que llames enérgicamente al gobierno a que cese la muerte, la represión y la traición (…) y que este llamado energético vaya también hacia tus hermanos obispos, que como fariseo de la parábola, se hacen los desentendidos frente al sufrimiento y la injusticia”.
Asimismo, Francisco leyó en esta carta que México sufre una “violencia exacerbada” que cobró más de 150 mil vidas, producto de una “perversa e irresponsable guerra contra el narcotráfico” y del “capitalismo que busca desestabilizar para extraer sin resistencia las riquezas de una nación”.
La carta arremetió contra el Estado mexicano, al que calificó de “irremediablemente corrompido” y señaló que se convirtió en “el principal detractor de los derechos humanos en el país, legalizando la injusticia, la represión, el despojo, mediante una serie de reformas estructurales a nuestras leyes y a la Carta Magna”.
La desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa conjuga “todos los factores de la dominación neoliberal”, aseveró la carta, al precisar: “porque fue el Estado y fue el narco quienes lo desaparecieron, porque eran jóvenes y estudiantes, e indígenas, y pobres”.
El documento también recordó la crisis que afecta sobre todo a las personas más vulnerables de la sociedad como las mujeres, los migrantes, los jóvenes, así como los periodistas y defensores de los derechos humanos.
Y planteó la “preocupación” de las organizaciones de que los poderes político y empresarial que en México se han configurado como “opresores, cómplices de la injusticia y detractores de la dignidad humana” buscarán legitimarse a sí mismos y a su “proyecto de nación que nada tiene que ver con la democracia sino con intereses individuales y egoístas”.
De forma concreta advirtieron al Papa que estos poderes intentarán controlar la visita, con el riesgo que ésta se convierta en una simulación, que transforme “en folclores la vida y dignidad de nuestros pueblos” e “invisibilice sus sufrimientos”.
Miguel Álvarez, presidente de Servicios y Asesoría para la Paz (Serapaz), expresó su esperanza de que Francisco no se limite en “el diagnóstico” sino que su palabra “responda a todas las cartas y reclamos” que recibió en el Vaticano.
En particular, el Papa debe “visibilizar el México que vivimos hoy”, abundó Rebeca Montemayor, integrante de Iglesias para la Paz, al añadir: “Espero que Francisco se salga de su agenda y tenga intercambios con otros grupos”. Mencionó a los padres y madres de desaparecidos, defensores del medio ambiente o grupos hartos de la corrupción y la impunidad.
Según el padre Concha, México atraviesa una crisis de derechos humanos “como nunca se había experimentado en América Latina” debido a su dimensión y hasta la fecha “no existen sentencias significativas que manden el mensaje de que estos delitos son inaceptables”.
Y, de acuerdo con Víctor Hugo López, exdirector del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, en estos temas “las jerarquías católicas nacionales no están a la altura”.