Por: Emma Martínez / 6 febrero, 2015
(06 de febrero, 2015. Revolución TRESPUNTOCERO).- Heike Hänsel, diputada alemana por el partido de izquierda, comenta en entrevista exclusiva para Revolución TRESPUNTOCERO “vi a Guerrero en una situación deplorable y es posible que la mayor parte de México esté así. Ni los pobladores, mucho menos los padres de las víctimas confían en las autoridades mexicanas, peor aún, tienen la certeza de su culpabilidad en la tragedia, para el Estado mexicano ya no existe la credibilidad, y si es culpable de crímenes calificados como monstruosos y aterradores, no sé cómo se puede calificar la actuación del gobierno”.
Al mismo tiempo explica que debido a los vínculos que mantiene el gobierno alemán con México en cuestiones de compra y venta de armamento es necesario hacer presión para que Guerrero esté libre de armas.
Según Jorge Luis Sierra, investigador sobre asuntos militares en México, “desde 1996 la cantidad de dinero público que se destina cada año al sector de la Defensa Nacional ha girado en torno a los 3 mil millones de dólares y es posible que aumente sexenio a sexenio, invirtiendo una parte importante para la compra de armamento, el cual dudosamente es usado exclusivamente en combate a la delincuencia organizada, casos como Acteal, Atenco, Tlatlaya, Ayotzinapa. En 2012 la fiscalía de Stuttgart, Alemania, reconoció que miles de rifles de asalto de manufactura alemana ingresaron de manera ilegal a los estados de Guerrero, Chiapas, Chihuahua y Jalisco”.
Dentro de los países que le venden armas a México se encuentran Alemania, Bélgica, Francia y Rusia. Fue el sexenio de Felipe Calderón, el que invirtió mayor presupuesto tan sólo en la compra de armamento, con un aproximado de 4 mil 1 millones 190 mil pesos, según informes de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, sacándolo así de la lista, a partir de ese periodo, de las naciones consideradas pacifistas.
A partir del sexenio de Peña Nieto, México figuró entre los países de América Latina que mayores vínculos han establecido con la industria militar rusa, junto a Colombia y Venezuela, invirtiendo una cantidad posiblemente aún mayor que Calderón, según la exportadora rusa estatal de armas Rosoboronexport.
En 2013 el gobierno mexicano compró a Israel armas en desuso con la finalidad de aumentar el arsenal nacional, aquella compra se justificó por la falta de presupuesto militar; dicho intercambio es común para Israel, generalmente realizado con países de poco poderío militar, cuyo objetivo es deshacerse de su armamento, al que califica como “obsoleto” en un periodo de cinco años para que el mismo sea sustituido por nuevo y de alta tecnología, explica el abogado Moisés Herrera, Doctor en Ciencias Penales.
Moisés Herrera agrega que “el armamento que se le ofreció a México fue tanques, buques de guerra, incluso helicópteros y sistemas de defensa aérea, sin que eso signifique que todo lo mencionado hubiera sido necesario adquirir, pero eran ofertas que la Secretaría de la Defensa (SEDENA), quiso aprovechar”.
Los datos anteriores vendrían a derribar la teoría de que todo el armamento usado por el ejército y la Marina es adquirido en Estados Unidos. Sin embargo en 2014 el Departamento de Estado de Estados Unidos aprobó una posible venta militar a México por un valor estimado de 680 millones de dólares, según lo notificado por el Gobierno estadounidense al Congreso del país.
Dicha transacción incluiría 18 helicópteros Black Hawk UH-60M, 40 motores, 42 sistemas de navegación y posicionamiento, 36 ametralladoras de 7,62 milímetros, cinco sistemas de planificación de misiones de aviación, 18 anteojos de visión nocturna y una unidad de apoyo a la aviación sobre el terreno. Además de equipos de comunicación seguros, repuesto de algunos vehículos, recursos y equipos para entrenar al personal y servicios logísticos.
Según un informe de la Agencia de Cooperación en Seguridad y Defensa, dicha venta la solicitó el gobierno de Peña Nieto, mencionando “México pretende usar estos artículos y servicios de defensa para modernizar sus fuerzas armadas y expandir su arquitectura militar existente en sus esfuerzos para combatir a las organizaciones de narcotráfico”.
Anexando al comunicado que “los helicópteros fortalecerán la capacidad de México de proporcionar un apoyo aéreo dentro del país para sus fuerzas implicadas en operaciones contra el narcotráfico”.
Lo anterior un año después de que la embajada de México en Serbia diera a conocer un comunicado donde publicaba “cumplimos con la responsabilidad global al suscribir, el mismo día en que es abierto a firma de los Estados, el Tratado sobre el Comercio de Armas, la pronta entrada en vigor del Tratado contribuirá con el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales y a reducir el sufrimiento humano”.
Sobre el tema la internacionalista Kristel Cisneros comenta “también México se encuentra inmiscuido en el negocio de la venta de armas, en 1996 SEDENA obtuvo ganancias de 20 o 22 millones de dólares. Las exportaciones se realizan a países latinoamericanos, sobre todo a Centroamérica porque en Sudamérica, es posible que el armamento sea exigido de mejor calidad, ya que en el negocio de las armas, existe una división de los clientes, generando proveedores de diferentes niveles”.
Explicando que “el tipo de armamento que México le podría vender a Guatemala es un producto de menor calidad pero es accesible en precios; si ese país prefiere una mejor calidad, es necesario recurrir a Estados Unidos, Alemania, Francia o Rusia, pero los costos serán extremadamente caros”.
Con respecto a la adquisición de armamento por parte del narcotráfico, según Moisés Herrera, proviene generalmente del mercado negro de Asia y Latinoamérica, pero también de México, donde las compran legalmente, al igual que las que consiguen en Estados Unidos. Anexado a esta información, un cable de Wikileaks aseguró que “las armas provienen de arsenales de los ejércitos de Centroamérica y entran como contrabando por la frontera entre México y Guatemala, según varios cables enviados por la embajada de Estados Unidos en México al Departamento de Estado entre marzo de 2009 y enero de 2010. Esos cables se refieren a tres conferencias bilaterales sobre tráfico de armas que se realizaron en 2009 en Cuernavaca (México en abril), Phoenix (Estados Unidos en septiembre), y Tapachula (México en octubre).
A partir de la publicación sobre la postura de la oposición alemana, quienes exigieron al gobierno de Angela Merkel interrumpir las negociaciones sobre un acuerdo de seguridad con México ante las sospechas de que la policía del país pudo estar implicada en la desaparición de 43 estudiantes, diversas opiniones se suscitaron con respecto al tema, no así la de Presidencia que no se pronunció, excepto vía el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), José Antonio Meade, quien afirmó que no existió incautación de armas alemanas en el caso Ayotzinapa.
El investigador Moisés Herrera, argumenta “es urgente que desde las Cámaras se impulse una ley para transparentar los procesos de adquisición de armas y las características que poseen, que exijan pruebas de dónde son usadas y que el fin por el que se justifica su compra sea único y exclusivo, esto además ayudará a dejar en claro el flujo de recursos públicos en el sector de la Defensa Nacional. Es necesario que después de las miles de masacres en tan sólo un sexenio y medio, la Fuerza Aérea, el Ejército y la Marina, dejen de mantener esa información catalogada como confidencial”.
Kristel Cisneros afirma “es vergonzoso y desalentador que sean los legisladores de otros países los que vengan a defender a los padres de los desaparecidos en Ayotzinapa. El planeta discute la crisis de seguridad nacional mexicana, afianzada desde Calderón e incrementada por Peña Nieto y a él sólo le preocupa que la prensa hable bien de él. Las cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública dice que son 5 mil 899 homicidios durante los primeros 20 meses de gobierno, y la incidencia sigue, no la podrá bajar, y menos con esa actitud tan cínicamente desentendida”.
“Vivimos en un México donde el gobierno invierte en armamento para matar civiles que se atreven alzar la voz. Aquí Peña Nieto no ayuda al campesino a sembrar, él siembra muertos”, concluye Moisés Herrera.