Hasta esta orilla ha llegado la noticia de la partida de dos de nuestros seres queridos: tu hermana, Felipe, y tu abuelita, Juan Carlos. Sé que a distancia mis palabras se pueden esparcir con el viento y que en medio de esta tormenta que atravesamos, el dolor que causa una pérdida es difícil que encuentre consuelo. Lo sé, lo sabemos. Sin embargo, no serán las celdas infames ni el exilio lo que nos impida abrazarnos y acompañarnos, así como en la lucha también en nuestro dolor. Mas pensemos en su fuerza y esperanza, que seguro no les faltó; abracemos su ejemplo de dignidad y resistencia, de cariño y amor. Con la frente en alto, fuerza, mucha fuerza, por ellas y por la vida que no será en vano.
¡Presos políticos, libertad! ¡Por nuestros muertos, ni un minuto de silencio, toda una vida de lucha! Estoy con ustedes, compañeros, y también con sus familias.
América del Valle, Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra