Para el Poder Judicial en México, Magdalena García Durán es una mujer “sin bienes de fortuna, sin estudios y sin utilidad semanal”, en otras palabras, pobre. Y como consecuencia, según el Juez Segundo de lo Penal, Jaime Maldonado Salazar, debido a lo anterior, “se desprende que es simpatizante” del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, “cuya finalidad es la de trastocar el orden social”.Cosa de enfoques.Para la organización británica defensora de derechos humanos, Amnistía Internacional, después de la visita a México de su secretaria general, Irene Khan, hay elementos suficientes para asegurar que Magdalena García Durán es “la única presa de conciencia” que existe en México.
Soy una mazahua de aquí mismo, del estado de México. Yo, la verdad, lo que me doy cuenta y me queda claro es que estamos aquí por cuestión política. No es jurídico porque nos están inventando cosas que no hicimos. El gobierno me sorprende. La verdad, me sorprende mucho. Como indígena yo no fui a la escuela. No sé leer ni escribir. Pero el propio el gobierno promueve proyectos para capacitar a los indígenas para que puedan defender sus derechos. Y ahora en este día me sorprendo de que pese a tantas capacitaciones que me brindaron para defender los derechos de los indígenas, ahora estoy encarcelada.
Esta indígena mazahua está desde el 4 de mayo de 2006 en la cárcel acusada de secuestrar a 6 policías estatales en San Salvador Atenco.Los seis policías retenidos durante los hechos violentos del 3 y 4 de mayo -Oscar Prado, Horacio Aguirre, Adrián Alemán, David Guzmán Sosa, Carlos Alberto Hernández y Felipe Cruz- ni siquiera han presentado denuncias en contra de los procesados y en ningún momento han sido presentados a los defensores de los detenidos. Tras ser buscados para que dieran su versión sobre el caso, dos de los policías aseguraron que no tenían nada contra Magdalena García Durán y los otros 4 no quisieron hablar porque dijeron que ni siquiera sabían quién era ella.¿Por qué digo defender los derechos de los indígenas? Porque hay muchas cosas que realmente se da uno cuenta. Uno sale de su comunidad porque no hay trabajo. Existe mucho la extrema pobreza. En caso de mi comunidad –que es San Antonio Pueblo Nuevo– es muy alto el índice de pobreza. Salimos. Nos migramos.O salimos para el Distrito Federal y llega uno a lo mismo: cuántos niños tienen cerradas las puertas de las escuelas porque no saben hablar español, es por eso que los rechazan para recibir un estudio. A ellos no les brindan la educación porque son indígenas, porque no saben hablar bien el español. Cuántos hospitales están cerrados para la gente pobre, la gente indígena, por no contar dinero para pagar para sentar y acostarse de una cama de esos hospitales. Cuántos niños en vez de estar en la escuela están en los jardines, están afuera del Metro acostándose afuera y se duermen tapándose con cartones. Cuánta gente viene de fuera que no cuenta un espacio, una vivienda digna. Su espacio para dormir es la calle, su espacio para dormir arrinconándose como si fueran un animalito.
De acuerdo con el índice AI: AMR 41/028/2006, elaborado por Amnistía Internacional, Magdalena fue arrestada arbitrariamente en San Salvador Atenco.La organización internacional escribió un reporte especial entregado al Presidente Felipe Calderón y al Gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, en el cual asegura que la detención de la indígena mazahua es motivada políticamente y totalmente injustificada.“De acuerdo a la información recopilada, las autoridades han fallado en suministrar evidencias que prueben su participación en los crímenes que se le imputan y las pocas pruebas que existen son probablemente fabricadas. Amnistía considera que Magdalena García es por tanto presa de conciencia y hace un llamado para su inmediata e incondicional liberación”.La organización internacional refiere que el 4 de mayo de 2006 varios policías sacaron a Magdalena García del vehículo en el que había viajado a San Salvador Atenco, la golpearon y patearon repetidas veces, luego le ataron las manos, le cubrieron la cabeza y la forzaron a acostarse encima de otros detenidos que ya se encontraban en los vehículos que les estaban esperando. Durante el viaje a la prisión, los oficiales la amenazaron con matarla “como a un perro”.Cuando ya estaba en prisión, miembros de la Procuraduría de Justicia del Estado de México entrevistaron a los detenidos, y personal médico y forense registró las heridas. A pesar de que era evidente que Magdalena García había sufrido severos golpes, le ofrecieron un paracetamol y únicamente registraron una herida en su pierna. Ella le informó a un investigador oficial que ella no sabía ni leer ni escribir español. Su derecho a tener un traductor no fue señalado en ningún momento durante el proceso judicial.
Y entonces la verdad cuando uno exige un derecho de una vivienda digna, exige un espacio digno para ganar la vida digna porque a nosotros como indígenas nos han enseñado nuestros padres, nuestros abuelos de ser dignos: el trabajo se gana con el sudor de la frente. No robar, no rebatarle a la gente lo que tiene la gente. Y ahora me queda claro que por levantar mi voz, por estar diciendo, ahora estoy aquí, encarcelada, creándome delito que desconozco.Es una injusticia que ya no puede esconder bajo un tapete, la extrema pobreza. Tampoco puede esconder bajo de un tapete cuando hablan. Cuando hacen sus campañas empiezan a decir que existe una pluricultural y multicultural étnica en nuestro país. Y ya pasando todos esos sexenios se olvidan de toda esta extrema pobreza, este pluricultural y multicultural mundo indígena.
Se dice que la palabra mazahua proviene del nombre del primer jefe de este pueblo que se llamó Mazatlí-Tecutli. Otros aseguran que se deriva del náhuatl mázatl, “venado”, o bien de Mazahuacán “donde hay venado” que es el nombre del lugar de origen de este pueblo.San Antonio Pueblo Nuevo es uno de los centros culturales de esta etnia. Hay poca gente viviendo por aquí. Casi todos, como lo hizo Magdalena, se van al Distrito Federal.Los mazahuas no son algo tan extraño en la vida de la capital del país, aunque allá suele conocérseles como Marías. En la Ciudad de México, las mazahuas venden cosas en las calles o ponen la mesa de las casas para que otros coman; los mazahuas en cambio, trabajan como obreros, haciendo segundos pisos o construyendo casas de la urbe.Luego regresan aquí a San Antonio Pueblo Nuevo.
Ahora me imputan de unos delitos que yo sí los rechazo rotundamente porque yo sé que antemano nunca cometí esos delitos que ellos me dicen, que de secuestro. Primero nos dijeron que delincuencia organizada, luego secuestro, luego no sé, ataques de la vía no sé qué. Yo como desconozco totalmente todo lo que es papeleo legal, pues entonces solicité un traductor. Que nunca se me dio el traductor. Hasta la fecha nunca se ha venido el traductor. A la mejor sé hablar un poquito bien el español pero yo realmente cuestiones jurídicas o legales o algo así desconozco totalmente. Y ahora el segundo juez de aquí de este penal duda de que yo soy indígena, porque él dice que él puede hablar inglés cuando no es de Estados Unidos. Y entonces la verdad pos qué lástima que esté ocupando un espacio, un cargo, un académico que ha estudiado y que desconozca totalmente qué tierra está pisando y qué país está pisando.
El 9 de mayo Magdalena García rindió declaración preparatoria ante el secretario del juzgado, el juez no estaba presente. Ella no fue informada de la razón de su detención hasta que fue llevada ante un juez el 10 de mayo, quien le dictó auto de formal prisión por los delitos de secuestro equiparado y ataque a las vías de comunicación y medios de transporte. Durante la audiencia no le dieron oportunidad de registrar queja alguna por su detención o tratamiento y tuvo que firmar la declaración sin tener capacidad para leerla.Desde entonces, su abogada, Bárbara Zamora, ha presentado evidencia de que Magdalena García estaba en Ciudad de México en el momento en el que los procuradores alegan que ayudó a secuestrar seis policías el 3 de mayo de 2006 en San Salvador Atenco. El 11 de agosto de 2006, un juez federal falló a su favor un amparo en razón a que el caso no era de la jurisdicción del juez en Toluca sino del juez en Texcoco, el juzgado más cercano al lugar en el que ocurrieron los hechos. Sin embargo, el mismo juez estatal dictó nuevamente auto de formal prisión desconociendo la decisión federal.El 7 de noviembre de 2006, un segundo amparo fue concedido sobre la base de que el juez estatal no había proporcionado suficiente evidencia para demostrar la probable responsabilidad de Magdalena García en los supuestos delitos cometidos y de que el juez estatal no había evaluado apropiadamente la evidencia, incluido el hecho de que muchas declaraciones de policías eran idénticas. Sin embargo, el juez estatal no ordenó su liberación y la Procuraduría General de la República – PGR, que hasta el momento había manifestado no tener interés en el caso, presentó una apelación de la decisión federal. En enero de 2007 un tribunal federal de mayor jerarquía confirmó la decisión de amparo original. La intervención de la PGR dio suficiente tiempo al juez estatal en Toluca, quien no tenía jurisdicción, para dictar nuevamente otro auto de formal prisión y simultáneamente para declararse a sí mismo sin jurisdicción para proceder, pasando así el caso al juez en Texcoco y demorando aún más el caso de Magdalena García.Nosotros no somos delincuentes, somos gente de trabajo. Somos gente que defendemos, que ya no queremos que seamos pisoteados pero miren cómo estamos. Y somos amenazados de muerte. Yo soy una de las personas que me dicen que me iban a matar y me iban a cortar la cabeza. Pero yo no les voy a dar el gusto porque ellos no me dieron la vida. Dios es el que me dio la vida y Dios es el que me va a quitar la vida.
El documento de 1 mil 350 páginas del juez estatal presenta a Magdalena García como si hubiera tomado parte en el secuestro de policías por haber supuestamente participado en las protestas del 4 de mayo de 2006, que se encontraban bloqueando el acceso al centro de San Salvador Atenco y en efecto impedía a los oficiales llegar al auditorio municipal donde se encontraban retenidos como rehenes los policías. Esta modificación hecha en el caso por el juez tácitamente reconoce que Magdalena García no pudo haber estado físicamente implicada en el secuestro ocurrido el 3 de mayo, pero en lugar de eso la acusa de ser una cómplice en el secuestro. Sin embargo, no hay evidencia que demuestre la participación de Magdalena García en el delito imputado: las declaraciones de los policías no se refieren específicamente a las acciones de Magdalena García ni hay evidencia de que ella fuera consciente de que había policías retenidos como rehenes. El 1 de mayo de 2007, un año después de su detención, fue transferida a la prisión de Texcoco, Estado de México.Ahí sigue.
La camioneta se tardó un buen rato ahí y después arrancó hacia un camión, al llegar al camión nuevamente me sometieron con la cabeza agachada para subirme al camión, me gritaban, me insultaban, me apresuraban, querían que caminara encima de los que ya estaban encimados pero como no podía hacerlos, dos granaderos me empezaron a jalar mis trenzas, me empezaban a preguntar mi edad y me insultaron diciéndome que ya estaba “pinche vieja para andar en este desmadre”, que iban a matar como perro y me amenazaban con cortarme la cabeza, muchas veces me repitieron eso, me arrastraban de mis trenzas encima de toda la gente hasta llevarme hasta la puerta trasera del camión. Me di cuenta que había muchos heridos y ensangrentados pero terrible pidiendo que se quitaran gente de encima porque sentían que se iban a morir.
Es el 4 de mayo de 2006. Ella está parada. Rendida en la plaza principal de San Salvador Atenco. Levanta las manos como pidiendo paz después de tanto correr. El primer policía llega y le propina un toletazo en la cabeza. Se dobla. Aparece otro. Este para patearle sus piernas. Ella cojea, pero no cae. Vienen cinco más. Todos a golpearla. Todos de la policía del Estado de México.Ella cae por fin, se pega y sangra.Uno de los representantes de la ley la agarra de los pies. Otro de las manos. Así la van arrastrando diez metros por la calle hasta la caja de una camioneta. Ella gime algo extraño. Ellos su euforia.Entonces aparece otro efectivo con voz de mando.“Ándale, súbete pinche india”, ordena. Y su cuerpo es lanzado hasta caer en un montón inerte de personas que también acaban de ser capturadas. Sus dos pies quedan al aire. A patadas, un policía montado en la camioneta, termina de acomodarla.Es la indígena mazahua Magdalena García Durán quien acaba de ser detenida y está a punto de ser trasladada al Penal de Almoloyita.