“No somos daños colaterales, sino ciudadanos”, dicen en marcha
Ya basta de que mueran jóvenes en la guerra antinarco, demandan
Encabezadas por la actriz Jesusa Rodríguez protestan ante la SCJN
Acto de protesta ante el Monumento a la MadreFoto Roberto García Ortiz
Emir Olivares Alonso
Periódico La Jornada
Miércoles 5 de mayo de 2010, p. 7
Decenas de personas marcharon desde el Monumento a la Madre hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), en la ciudad de México, para expresar que este 10 de mayo cientos de mujeres no tienen nada que celebrar, porque sus hijos han sido asesinados o desaparecidos por la violencia e impunidad en el país.
Bajo una enorme manta roja y gritando “no somos daños colaterales, sino ciudadanos”, los manifestantes exigieron justicia para las víctimas de la violencia que se extiende en México, que no haya una muerte más y también la renuncia del titular del Poder Ejecutivo federal, Felipe Calderón.
A fin de convocar a la unidad de la ciudadanía, “como única forma de revertir la violencia” en México, se colocó en el Monumento a la Madre una gigantesca manta roja como símbolo de la lucha de estas mujeres por la justicia.
Mexicanas que han perdido a sus hijos durante la llamada guerra contra el crimen organizado, lo mismo que familiares de los estudiantes que murieron por el bombardeo del ejército colombiano contra un campamento que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia mantenían en territorio de Ecuador y migrantes deportadas y separadas de su familia encabezaron la manifestación, convocada por el Movimiento Nacional en Defensa de la Economía Popular, el Petróleo y la Soberanía Nacional, Mujeres Sin Miedo, Redes Universitarias y el Foro Social Mundial. Durante el trayecto hasta la Suprema Corte, con un grito lograron captar la atención de muchos ciudadanos: “¿Y tú qué harías si fueran hijos tuyos?”
Sara Salazar, madre de Josefina Reyes, defensora de derechos humanos asesinada el 3 de enero de 2010, viajó desde Ciudad Juárez, Chihuahua, para participar en la movilización. Al tomar la palabra expresó: “La mataron a 30 kilómetros de mi casa con cuatro balazos en su rostro, algo terrible. El culpable es Calderón; desde que mandó los soldados a Juárez, mi hija fue muy perseguida. Exijo justicia”.
La vida de otra familia juarense, los Alvarado, cambió radicalmente cuando presuntos elementos del Ejército Mexicano desaparecieron a Nitza Paola, Rocío Irene y José Ángel. Ayer, sus hermanas Rosa y María dijeron: “Lo único que queremos es que nos los entreguen. Como sea, vivos o muertos. Como estén. Fueron secuestrados por los soldados el 29 de diciembre de 2009 y hasta ahora ni el gobernador José Reyes Baeza ni Felipe Calderón, ni Margarita Zavala, ni ninguna autoridad han sido capaces de decirnos dónde tiene el Ejército a nuestra familia”.
Muerte en Sucumbíos
Desde que su hija Verónica Natalia Velázquez fue asesinada en Ecuador por militares colombianos, el primero de marzo de 2008, Ana María Ramírez ha alzado la voz para exigir justicia. Al pie del Monumento a la Madre reiteró su exigencia: “Esto tiene que parar, debemos luchar unidos. Cada día somos más madres las que perdemos a nuestros hijos porque nos los asesinan. Ya basta que estén matando a tantos jóvenes. La señora Zavala (esposa del presidente Felipe Calderón) sí podrá festejar el Día de la Madre, porque sus hijos están vivos, pero nosotras no”.
También participó Elvira Arellano –deportada de Estados Unidos en 2007 y separada de su pequeño hijo–, quien censuró la ley SB 1070, del estado de Arizona, que criminaliza a los migrantes.
Por parte de los organizadores del acto, la actriz Jesusa Rodríguez manifestó frente a la Suprema Corte de Justicia de la Nación la solidaridad de la ciudadanía con estas madres y expresó que los mexicanos “estamos indignados y adoloridos” por la situación de violencia que enfrenta el país. Ahí también reiteró la convocatoria a la unidad ciudadana, como única medida para detener la actual espiral de violencia.