Fue atroz la golpiza; le destruyeron tórax y cráneo, afirma
José Antonio Román y Laura Poy Solano
Periódico La Jornada
Martes 12 de julio de 2016, p. 11
Martes 12 de julio de 2016, p. 11
Aunque la herida en el cuello de Julio César Mondragón Fontes, estudiante de la Normal Rural de Ayotzinapa torturado y asesinado en los hechos de Iguala, en septiembre de 2014, tiene huellas de actividad de fauna,
también presenta áreas de sospecha de intervención de instrumento cortante, advirtió el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).
Tras conocerse la afirmación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), de que el desprendimiento de la piel de cráneo y cara del joven normalista fue producto sólo de la acción de animales en el sitio donde quedó el cuerpo sin vida, el EAAF destacó que el tiempo y las diferentes intervenciones médico forenses realizadas después del fallecimiento, impiden ahondar en mayor detalles sobre si el joven normalista fue desollado por sus victimarios.
En un comunicado conjunto con los centros de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez y de La Montaña Tlachinollan, el equipo de peritos argentinos reconoció que no existe ningún indicio de que se haya accionado un arma de fuego en contra de Mondragón Fontes, y que la causa de su muerte fue a consecuencia de traumatismo craneoencefálico por instrumento contundente, conclusión que, en este caso, sí es coincidente con la presentada por la CNDH y la de la entonces Procuraduría General de Justicia del Estado de Guerrero, en la primera de las autopsias.
Así, al hacer públicas sus principales conclusiones sobre el dictamen de exhumación, identificación, causa y circunstancias de la muerte del normalista, el equipo argentino destacó que
el alto número de lesiones, su severidad y su ubicación en el cuerpo escenifican una golpiza severa con múltiples impactos en zonas de vital importancia, como son el tórax y el cráneo.
De igual forma, expresó que para la coadyuvancia y la familia es evidente la insuficiencia de la investigación que condujo la procuraduría de Guerrero, por lo cual resulta fundamental que la Procuraduría General de la República se dedique a la investigación de los delitos cometidos contra Julio César, desde una perspectiva integral que evite la mayor fragmentación de la indagatoria, lo que conllevaría a analizar el futuro y la solidez de la acusación que se sostiene en el proceso penal que se sigue ante un juzgado local en Iguala por estos hechos.
En tanto, Vidulfo Rosales, abogado de los padres y familiares de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, dijo que el informe presentado por la CNDH sobre el homicidio del estudiante revela que hay un grave caso de tortura que debe ser investigado hasta sus últimas consecuencias.
En entrevista, aseguró que si bien la opinión técnica la tiene el EAAF,
creemos que uno de los ejes centrales es la forma en que se relata la tortura tan atroz que sufrió Julio César. En el informe de la CNDH se especifica que sufrió múltiples fracturas en su cuerpo, más de 60, es decir, se trató de una muerte terrible.
Nos parece, indicó, que el tema prioritario no es el desollamiento ni el tema de la fauna,
sino el que existen elementos que identifican la tortura que sufrió, y que es evidente que sabía que iba a ser asesinado. Nos revela que vivió momentos de terror.
Por ello, insistió en que es necesario abundar en la investigación y sancionar a los responsables.
Se trata de un hecho gravísimo que debe ser investigado