(Foto: Cuartoscuro
Juan Omar Fierro
El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) refutó las conclusiones presentadas por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), en el sentido de que el joven Julio César Mondragón Fontes no fue desollado por sus agresores y de que las heridas presentadas en su rostro son consecuencia únicamente de mordidas realizadas por animales carroñeros como ratas y perros.
En un comunicado, los peritos argentinos explicaron que ellos entregaron su dictamen pericial a la familia de Mondragón Fontes el pasado 30 de junio, puesto que son coadyuvantes de las víctimas tanto en este caso como en el de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos en los eventos ocurridos el 26 y 27 de septiembre del 2014 en Iguala, Guerrero.
En sus conclusiones, los integrantes del EAAF reconocen que, si bien existen pruebas de que el cuerpo del estudiante normalista fue atacado por fauna nociva y carroñera, también existen indicios de que en la zona del cuello se utilizó un arma cortante para provocarle una herida, sin que existan condiciones técnicas para poder concluir de forma definitiva si fue desollado o no como apuntaban las primeras versiones sobre su muerte.
“Lamentablemente, a más de un año después de su fallecimiento y enterramiento, y luego de diferentes intervenciones médico forenses realizadas después de su fallecimiento, los restos ya no se encuentran en las mismas condiciones para su examen que en septiembre del 2014 cuando sucedió el homicidio y no nos permite ahondar en mayor detalle en este aspecto”, concluyó el peritaje de los forenses argentinos.
El peritaje del EAAF sí reconoce que no existe ningún indicio de que se haya accionado un arma de fuego en contra de Mondragón Fontes y que la causa de su muerte fue un fuerte golpe en la cabeza que le fue propinado con un objeto contundente, conclusión en la que coincide con la CNDH y con la primera autopsia que se le practicó al cuerpo del joven normalista por parte de la Fiscalía General del Estado de Guerrero.
Además, los peritos argentinos corroboran que Julio César Mondragón fue víctima de tortura y de una brutal golpiza en todo el cuerpo, por lo que presentaba lesiones múltiples y profundas en cara, cráneo, cuello y tórax, incluyendo un total de 12 costillas fracturadas.
Por lo anterior, los forenses argentinos coinciden con la CNDH en la exigencia de que laProcuraduría General de la República se haga cargo de las investigaciones con el fin de evitar una mayor fragmentación de la indagatoria.
“Para la coadyuvancia y la familia es evidente la insuficiencia de la investigación que condujo la Procuraduría de Guerrero; por ello, resulta fundamental que la PGR se avoque a la investigación de los delitos cometidos contra Julio César desde una perspectiva integral que evite la mayor fragmentación de la indagatoria, lo que conllevaría a analizar el futuro y la solidez de la acusación que se sostiene en el proceso penal que se sigue ante un juzgado local en Iguala por estos hechos”, concluye el comunicado de los peritos argentinos.