Al fin saliste de prisión. Un año y medio después te dicen que eres inocente... y se quedan tan anchos. Un año y medio de dolores, lejanías, sufrimientos... y esa terrible sensación que sólo quienes han padecido la injusticia pueden comprender.
Un año y medio en la cárcel junto a más de 20, a quienes tampoco han condenado. Presos gratuitamente por un delito que no cometieron, salvo que vivir en San Salvador Atenco se contemple como tal en el Código Penal. Tú, que ni siquiera estabas en el lugar donde quisieron inventar que secuestraste a alguien, has pasado 18 meses encerrada.
Si un caso tan escandaloso ha requerido tal esfuerzo para tu liberación, ¿qué más debemos hacer para conseguir la de las demás? ¿En qué infierno se hunde este amado México? ¿Por donde llegarán los tambores de la esperanza?
Róger Rovira Pineda