miércoles, agosto 23, 2006

De Norma Jiménez Osorio, presa política en Santiaguito


En México la violencia sexual ejercida por miembros de la policía contra las mujeres en operativos de seguridad pública, se mantiene en la impunidad.

Así, se continúa la discriminación y la violencia contra las mujeres por parte de las Instituciones de “impartición de justicia”, legitimando la tortura y la violencia sexual contra mujeres detenidas.

Es denigrante la violencia de género que el Estado mexicano es capaz de ejercer. Vivimos en una absoluta hipocresía, cuando nuestro país ha firmado, sobre todo en este sexenio, diversos tratados internacionales por los Derechos Humanos, por la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, por la condena a la tortura; con el único propósito de ganar una legitimación a nivel internacional y mantener relaciones abiertas a países con los que le conviene económicamente, utilizando su “compromiso” por los Derechos Humanos, aunque esto, sólo sea una farsa.

En México se tortura, se viola, se mata y se quiere dejar callado al pueblo. Al Estado mexicano se le olvida Ciudad Juárez, se le olvida Tlatelolco en el 68, se le olvidan las comunidades indígenas, se le olvida Aguas Blancas, se le olvida Acteal, el Estado mexicano no tiene memoria.

En el caso reciente del operativo contra la población de San Salvador Atenco, donde la orden fue muy clara: Torturar en todos los sentidos a toda aquella persona que encontraran a su paso, y por supuesto tomar a las mujeres como botín de guerra, sobra decir que la orden se cumplió.

Desde el momento de la detención, durante el traslado e incluso ya recluidas en el penal, hemos sido tratadas de amedrentar bajo una violencia sistemática y por supuesto misógina.
Fuimos insultadas, amenazadas de muerte, golpeadas, abusadas sexualmente, violadas, torturadas; y después de todo siempre hemos exigido justicia.

Desde que llegamos al penal siempre buscamos la forma de denunciar las violaciones, pero la respuesta siempre fue negativa. Gracias a la presión y a las movilizaciones, la respuesta cambió, aunque siempre trataron de hacernos sentir vergüenza con sus preguntas morbosas y una sonrisa burlona en su rostro, obviamente eran órganos gubernamentales; los cuales han tipificado los delitos como abuso de autoridad (delito no grave), cuando hemos sido específicas al respecto y siempre hemos dicho que la demanda es por violación sexual y tortura contra autoridades estatales y federales.

Los medios de comunicación han hecho su labor tratando de solapar al Estado, primero diciendo que éramos peligros@s, negando que hubieran violado a alguna de nosotras, que se usara la tortura en la detención.

Hace unas semanas, leíamos en el periódico una nota que decía en letras grandes: “AUTOVIOLACIÓN EN EL CASO ATENCO”; donde la Procuraduría General de Justicia del Estado de México, reconoce, al fin de tanto tiempo, que existe un examen médico ginecológico que revela excoriaciones vaginales, que fue tomado a casi un mes de ocurrida la violación, aunque aseguran: “…esto pudo ser provocado por la víctima, con sus propios dedos…”, después en otra nota , leímos una declaración del gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto, donde asegura que en el operativo de Atenco no hubo violaciones, que lo estamos inventando, porque eso es lo que hacemos las mujeres cuando somos detenidas; ya que si hubiera sido así nos daría vergüenza declararlo.

En toda esta farsa, montada desde el Estado, para legitimar las formas de violencia y represión contra el pueblo, hay cosas que aclarar.

No soy “la víctima”, me llamo Norma Jiménez y si escribo mi nombre es porque no siento vergüenza; la vergüenza es para los cobardes que nos detuvieron, que nos golpearon, que nos violaron, que nos torturaron, que nos encarcelaron y nos mantienen en este penal desde el 3 y 4 de mayo, y por supuesto quienes dan las órdenes, sustentándose en su supuesto Estado de derecho, en el que ni ellos mismos creen.

Tampoco soy “víctima”, soy una mujer que no se queda callada y que aunque les pese no piensa quitar la denuncia, y no porque crea en la justicia de las dependencias de gobierno, sino porque no pienso seguir su juego y dejar que esto quede en el olvido, que el pueblo sepa lo que pasó y está consciente de que si lo permitimos va a volver a suceder; ya no podemos ni debemos generar más impunidad.

En este encierro permanecemos siete mujeres, mujeres dignas y fuertes, juntas como compañeras que no sólo siguen en pie de lucha, resistiendo nuestra condición como rehenes del Estado opresor; no sabemos si algún día se dé la orden de liberarnos, supongo temen que podamos decir la verdad. Me imagino el día en que seamos muchos más alzando la voz contra el Estado y su sistema, ese día lo haremos temblar, temblar de tanto miedo, ese día seremos libres.

QUE LA JUSTICIA ESCUCHE AL PUEBLO,
QUE ESCUCHE SU DOLOR.


“Justicia…tu pueblo ha sido torturado”

Norma Jiménez Osorio
Presa política desde el 4 de mayo en el penal de Santiaguito, Almoloya de Juárez.