¿Indignación?, la de siempre; ¿sorpresa?, ninguna.
Esta batalla de las fuerzas federales
usando balas realeses una señal más de una guerra contra toda la población civil. No es un conflicto con el magisterio, sino una guerra contra todos, con miras a privatizar servicios públicos y despojar al país de sus recursos y patrimonio nacional. Una batalla más del capital por tomar el control de los diversos estratos de la vida y de convertir todo en mercancía.
El capital sabe que educar al pueblo es peligroso. Su política de calidad, basada en el sistema de competencias no quiere educar. Si para imponer su educación no educativa el gobierno debe matar, lo hará sin chistar, no hay sorpresa en ello; tampoco nos sorprende que una vez más el magisterio haga lo que tiene que hacer en defensa de la patria y la educación. Es estéril exigir al gobierno que pare la represión o haga justicia, porque no esperamos nada de él, más que se vaya. ¿Cuántos muertos más necesitan los ilusos que creen que en 2018 todo cambiará? La clase política es la misma, nada bueno de ella vendrá. Es momento de recordar nuestra Constitución, que a la letra dice:
Artículo 39. La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.
Seamos consecuentes, sabemos que esta forma de gobierno no sirve y que en el actual sistema de partidos no habrá solución posible para los grandes problemas de la patria que aún palpita.
Firmamos nosotros (503 firmas): Ofelia Medina, Miguel Vassallo, Eufrosina Rodríguez, Fernando Valadez, Colectivo contra la Tortura y la Impunidad, Begoña Lecumberri, Itza Varela Huerta, Laura Mandoki, Quetzalcoatl G. Fontanot, Rosa Nissan, Pablo Helguera, Noemí Domínguez Gaspar, Ana Ortiz, Maddy Vassallo, Daniel Morales, Francisco Fernández Taca