César Arellano García
Periódico La Jornada
Jueves 23 de agosto de 2018, p. 7
Jueves 23 de agosto de 2018, p. 7
El proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (NAICM) es una obra que no requiere el país; por el contrario, es un negocio para grandes empresarios mexicanos e internacionales, coincidieron académicos de las universidades Autónoma de México (UACM) y Chapingo (Uach), así como integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT).
Durante una mesa de análisis sobre el tema, realizada en la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México, la geóloga e investigadora María Fernanda Campa señaló que “el problema del aeropuerto no son las cuentas. La solución al problema de congestión aeroportuaria –aseguró– es descentralizar los vuelos domésticos y conectarlos con aeródromos de Morelos, Hidalgo, Toluca, Puebla y Querétaro, lo que implicaría para la actual terminal aérea una reducción significativa en términos de operaciones y pasajeros.
“El asunto es complejo y me llama la atención que la próxima administración, de Andrés Manuel López Obrador, no trata jamás el problema de los pueblos que están viviendo un embate bestial desde hace años. En 2001 había un programa universitario de medio ambiente y produjo un tremendo estudio sobre los asuntos de dónde poner un nuevo aeropuerto, pero además antes ya había otros estudios al respecto.
Las empresas tienen sus buenos geólogos y saben perfectamente de los problemas que enfrentará el nuevo aeropuerto, pero lo único que les interesa es el negocio. La actual terminal aérea tiene problemas de hundimiento, porque toda la ciudad está ondulada y tiene un suelo muy complicado.
Por su parte, Octavio Jiménez, opositor a la explotación de la mina El Tezoyo, donde se extraen materiales pétreos para el NAICM, que ha afectado a decenas de viviendas, lamentó que a la fecha más de 180 cerros han sido devastados por la explotación indiscriminada de basalto y tezontle para rellenar la zona, y de ellos más de 80 por ciento no cumplen con las normas técnicas o el marco legal ni cuentan con permisos.
Agregó que en Tezoyuca, por ejemplo, las empresas realizaron un socavón en aproximadamente 42 hectáreas, con una profundidad de 80 metros, para obtener materiales, el cual se encuentra a 50 centímetros de las viviendas.
La gente en ocasiones no alcanza a vislumbrar el daño ecológico que ha generado la construcción aeroportuaria. La devastación tanto ecológica, social, política y económica está dañando incluso a las entidades vecinas al estado de México, como Puebla, Tlaxcala, Hidalgo y Morelos, por mencionar algunos, esto con el afán de extraer el material pétreo para la supuesta nivelación del suelo, que hasta la fecha no lo han logrado.
Desde hace 18 años hemos alzado la voz diciendo que este aeropuerto no es viable y que no tiene sustento jurídico ni técnico; por el contrario está perjudicando a los pueblos originarios, a la sociedad en general, está rompiendo con el tejido social y la armonía de la zona.
Además, confronta a nuestra población para defender el proyecto mediante empleos temporales mal pagados y que no son lo que nuestros pueblos necesitan.
Sobre la consulta ciudadana que servirá al próximo gobierno para tomar una decisión sobre el nuevo aeropuerto, Sócrates Silverio Galicia Fuentes, catedrático de la Uach, dijo que tienen que participar los pueblos de la cuenca del valle de México, así como organizaciones sociales, académicos y especialistas, entre otros.