Intelectuales mexicanos apadrinaron a la generación 2011-2015 de Ayotzinapa
Gabriel Retes, Elena Poniatowska, Marta Lamas y Rigoberto Barrera figuraron entre los invitados de los normalistas de la generación Sangre, Resistencia y EsperanzaFoto Cuartoscuro
Sergio Ocampo Arista
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 19 de julio de 2015, p. 11
Domingo 19 de julio de 2015, p. 11
Tixtla, Gro.
En un hecho inédito en el ámbito de la educación y la cultura en el país, 124 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa Raúl Isidro Burgos fueron apadrinados por destacados intelectuales mexicanos, en una emotiva ceremonia realizada en las instalaciones del plantel, ubicado en el municipio de Tixtla, donde se exigió justicia para los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala el pasado 26 de septiembre.
Los padrinos de la generación 2011-2015 Sangre, Resistencia, y Esperanza, ahora licenciados en educación primaria y en educación física, encabezados por Elena Poniatowska, Juan Villoro, Armando Bartra, Gabriel Retes, Luis Hernández, Rafael Barajas, Héctor Bonilla y Marta Lamas, ocuparon el presídium, ante el asombro de los padres de los egresados, en su mayoría campesinos que llegaron de diversas regiones de Guerrero y del país.
El acto se realizó en la explanada de la Normal de Ayotzinapa –al que no asistieron los papás de los 43 alumnos desaparecidos en Iguala–, donde se colocaron pinturas de los rostros de los jóvenes ausentes. Fue un recuento de la participación de maestros en diversos momentos de la historia de ese plantel, que tuvo influencia en casi todas las luchas sociales desde que se fundó, en 1926.
Faltan 48
Entre aplausos, Poniatowska inició con los mensajes a los egresados y sus familias:
Sé que darían su vida con tal de poder abrazar a sus compañeros, a los que hacen falta, pero justamente porque ellos nos faltan, tienen ustedes que seguir de pie.
Recordó que Rosario Ibarra de Piedra, desde 1975, no dejó de buscar un solo día a su hijo, Jesús Piedra Ibarra, desaparecido a los 21 años. Raúl Álvarez Garín,
líder del movimiento de 1968, también luchó hasta el día de su muerte; nunca bajó los brazos ni dejó de protestar. Sentó al ex presidente Luis Echeverría en el banquillo de los acusados.
Y de los hechos en Iguala, remarcó:
Faltan 48; además de los 43 desaparecidos, hay tres asesinados: David Solís Gallardo, Julio César Mondragón, Julio César Ramírez Nava, y dos heridos de gravedad: Aldo Gutiérrez Solano, inconsciente desde entonces, y Édgar Andrés Vargas, sometido a numerosas operaciones para reconstruirle parte del rostro y ayudarle a recuperar funciones.
Lema perfecto
También intervino el escritor Juan Villoro, quien destacó:
Termina una generación que está cargada de ausencias. A lo largo de casi un año, la palabra Ayotzinapa ha articulado a México en una República de la indignación y del sentimiento. Hemos constatado un país de la injusticia y de la impunidad, donde no hay explicaciones convincentes para la desaparición forzada de personas.
Es difícil
encontrar algo que nos mueva, pero el lema de esta generación es una síntesis perfecta y, me atrevo a decir, un proyecto de actividad y de trabajo: sangre, resistencia y esperanza. No olvidar el dolor, pero tratar de reconvertirlo en la imaginación de un futuro distinto. La noticia del 26 de septiembre de 2014 pareció repetir numerosas agresiones que se han vivido en Guerrero, y en muchas otras partes del territorio mexicano; lo más asombroso de este oprobio es que es repetido. Se trata de un dolor que regresa, tenemos que acabar de una vez por todas con esta perpetuación de la impunidad y de la injusticia.
El periodista Luis Hernández recordó que el pasado 4 de julio, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, Nayeli Mijangos declaró que, cuando presentó un examen de admisión para ser maestra de redacción en secundaria, fue atacada por un grupo de maestros, quienes la pelaron.
La historia sería terrible de ser cierta, pero no lo es, a pesar de que fue repetida una y mil veces en los medios de comunicación electrónica, con la mayor difusión que la que tuvo la tragedia de Iguala. Fue un montaje, ella ni es maestra ni podía presentar ese examen. Es una periodista que ha atacado durante años al movimiento magisterial.
La Normal de Ayotzinapa, recalcó, ha sufrido a lo largo de la historia muchas campañas de estigmatización. Así sucedió en 1941, cuando las fuerzas policiales detuvieron a estudiantes y
los acusaron de haber sustituido el lábaro patrio por una bandera rojinegra. No fue cierto. Como no fue cierto lo de Nayeli Mijangos, y otras historias.
Las normales han sido acusadas de ser escuelas del diablo, “de ser kínderes de bolcheviques, semilleros de guerrilleros, nidos de comunistas y otras cosas más.
¿Por qué ese odio en contra de las normales rurales?, cuestionó:
Porque ustedes son el último reducto de la Revolución Mexicana, en las normales rurales se resumen las dos grandes demandas de la Revolución: una educación libre, laica, gratuita y obligatoria para la población, así como la reforma agraria.
Enfrenten la realidad
El actor Héctor Bonilla dijo a los más mil asistentes, quienes aplaudieron a todos los oradores, que sus padres fueron fundadores de la Normal de Ayotzinapa. Así como aquí vino Genaro Vázquez, Lucio Cabañas, Othón Salazar, por mencionar algunos, “cuando mi padre fue director estuvo Florencio Encarnación Urzúa, quien se casó con Chucha Vallares, oriundos de Coyuca de Benítez, fundadores del sindicato de copreros, para quitarles a los gringos la explotación de la copra”.
Dijo a los egresados que tienen una historia detrás.
Lo que le resta a esta generación es enfrentar su realidad, con toda la reciedumbre, sin hacer ninguna claudicación.
Armando Bartra, escritor y profesor universitario, comentó que
este es un momento para recordar el dolor, la ignominia, y rememorar el crimen de Iguala:
es un momento para refrescar nuestro coraje, nuestra indignación. Esto no se olvida, esta herida no se cierra. Algunos dicen que ya se olvidó Ayotzinapa, y no se olvidará nunca. Quizás el movimiento y la capacidad de convocatoria puedan disminuir, eso es inevitable, pero independientemente de que las movilizaciones pudieran mermar o volver a crecer, esto no se olvida, y no se olvidará el coraje ni la ira.
Eduquen desde la esperanza
Exhortó:
Tenemos coraje, indignación, ira, pero no podemos perder la esperanza, la alegría, aunque hoy la palabra suene mal en Ayotzinapa. Esperanza y alegría, ustedes van a formar niños, y tienen que formarlos en la esperanza, en la alegría, en la risa, en el canto, no en el odio, no en el coraje, no en la indignación. No se trata de ocultar las cosas, de negar el mundo, de no hablar de las injusticias y del dolor, pero hay una responsabilidad con la esperanza y con la alegría.
El cineasta Gabriel Retes Balzaretti preguntó:
¿Cómo explicar a los niños de este país que, por ser estudiantes, de un momento a otro pueden desaparecer. Cómo pueden, así nada más, desaparecer 43 alumnos, que estudiaban para educar. Cómo podemos participar en la construcción de un país justo, equitativo, con una paz verdadera, que se extienda a todas las personas sin importar su origen?
Cómo acabar con la corrupción, con la desigualdad social, con la costumbre del gandalla,
si no es a través de una educación que nos acompañe en la formación de nuestra conciencia, que incluya la lectura y la escritura, así como las relaciones personales.
El caricaturista Rafael Barajas, El Fisgón, consideró que las agresiones que ha sufrido la Normal de Ayotzinapa
se han convertido en un emblema de cómo los mexicanos hemos estado; todo indica que vamos hacia atrás. Nos dirigimos al peor de nuestro pasado; estamos yendo cada vez más hacia atrás. En 2015 regresamos a los tiempos de la expropiación petrolera.
La escritora y feminista Marta Lamas propuso educar y seguir estudiando, así como impulsar la acción ciudadana, porque
son formas de buscar la verdad y la justicia, para que nunca más ocurra una barbarie como la de los estudiantes de Ayotzinapa. Toda la sociedad tiene un deber de memoria, y ustedes, al poner el nombre a su generación, están cumpliendo dolorosa y valientemente con ese dolor de memoria, tanto de asesinatos como de desaparición forzada. Y como dicen en todo el mundo: ni perdón ni olvido.
Finalmente, el escritor Paco Ignacio Taibo hizo llegar una grabación a sus ahijados normalistas.
Pienso, desde siempre, que un país sin maestros es una mierda de país. Necesitamos a nuestros profesores, y que ustedes son los vestigios del proyecto socialista de educación de (Lázaro) Cárdenas, que fue esencial en la educación en México.
Ayotzinapa, concluyó,
ha sido, a lo largo de los años, el viaje de ida y vuelta entre el profesor y la comunidad. Me siento muy honrado de decirles estas palabras; les deseo la mejor de las suertes, en un país degradado, corrompido y destruido. El maestro luchando también está enseñando, pero necesitan llevar a los niños de sus comunidades una manera de aprender, de entender la vida, de capacitarse, de promover una educación de masas, que tanta falta le hace.