El Estado aplicó el “reptileo” en el FPDT¨La Guerra de Cuarta Generación¨La brutalidad como razón de Estado¨La Digna Rabia como combustible revolucionario¨ El PRD (otra vez) en los altares de los gorilas
Anastacio Aquino y Heriberto Salas
De pronto se advierte que caminar con el cuerpo mutilado hace a uno tropezarse hasta con su propia sombra, que cuando las heridas aún están a flor de piel la dimensión de la vida adquiere tintes de zozobra existencial, el mundo interior se revuelve en su lecho de pesadumbres y se avizora el cataclismo del mundo exterior. Y no es para menos, cuando la épica deviene tragedia, hecatombe, holocausto, cuesta trabajo reponerse. Eso ocurrió en Atenco.
Queríamos que el río fuera torrente y nos juntamos con otros ríos. Por ello nos adherimos a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y a La Otra Campaña. Queríamos que ese torrente se convirtiera en marejada revolucionaria y hermanamos muchos corazones, por ello el 25 de abril de 2006, la plaza de Atenco vibró con la fuerza telúrica del pueblo. Así fue como los alzados zapatistas y los indomables macheteros conjugamos el sustantivo rebelión en la superposición de puños amotinados, machetes espigados, rojos paliacates y luminosos pasamontañas, uniendo nuestras primaveras en un abril que preludiaba un mayo de infamia y de vileza. La verdad es que el impetuoso torrente tomaba forma para alcanzar la fuerza de la marejada libertaria. Ese 25 de abril en Atenco, el pueblo encontraba su cauce revolucionario.
Pero el Estado se percató de esa potencia organizativa de los alzados de La Otra, el EZLN y el FPDT. Y entonces, un burdo Maquiavelo afinó sus fauces sangrientas. Las sierpes se juntaron en una infecta gárgara y Fox y Peña Nieto ordenaron a sus falderillos perredistas (higinios, nazarios y duartes) que abrieran fuego contra un puñado de floristas y solidarios atenquenses: 11 días después que las huestes de la izquierda zapatista y el Subcomandante Marcos arribaran a Atenco, el 3 y 4 de mayo de 2006, el Estado implantó un régimen de terror en la Nación de los Machetes. Jamás se había visto en vivo y por televisión abierta esas espantosas imágenes de tal violencia y alarde de un sucio gobierno que se dio el gusto de quebrantar la ley y reprimir a la población frente a los ojos de todo el mundo.
su arma, La brutalidad como razón de Estado
No podemos callarlo, desgraciadamente no podemos decir “aquí no pasó nada”. Vivimos una terrible pesadilla con gritos de horror y lágrimas de impotencia. Cada uno de l@s militantes de nuestro municipio y de La Otra Campaña que estuvo en Atenco en la madrugada del 4 de mayo podría relatar su pequeña saga o drama personal de cómo salvó el pellejo en esas acciones criminales del Estado, de cómo fue golpeado sangrientamente en el zócalo del pueblo, de cómo fue cacheado, pateado, fracturado, de cómo fue arrancado violentamente de domicilios particulares, de cómo se resguardo, escapó o cruzó kilómetros de tierras ejidales para estar a salvo, de cómo fue torturado en el traslado de Atenco a Santiaguito, de cómo fue encarcelada, violada, humillada, ofendida, perseguida, deportad@, de cómo fueron vejadas la alemana Samantha Dietmar, los chilenos Valentina Palma y Mario Alberto Aguirre o las española Cristina Valls y María Sostres; de cómo cayó Alexis o cómo murió Javier Cortés.
La muerte con sus muecas satánicas galopaba con estrépito, empuñando con sus manos resecas la guadaña criminal. Una melancólica elegía brotaba de los charcos de sangre de nuestros compañeros para entristecer aún más el alma cercenada de nuestro pueblo.
La llegada del Subcomandante Marcos, el Delegado Cero, y miembros de La Otra Campaña a Chapingo el 5 de mayo, para marchar rumbo a Atenco, animó a manifestarse públicamente a mucha gente del FPDT que se había replegado. Fue como una bocanada de aire fresco en un ambiente tétrico y sombrío con policías y agentes del gobierno grotescamente encubiertos.
Lo días siguientes fueron un calvario. Siete, 10, 20, hasta 37 patrullas llegamos a contar, vigilando entradas y salidas del pueblo. “Nos invadió un Hiroshima interior”, diría Edgar Morin(1). Nos hundimos en una gruta de sentimientos ciegos: caos, delirio de persecución, insomnios, acorralamiento psicológico, agravamiento de enfermedades, shocks nerviosos, un intenso palpitar de desdichas se congregaban en una umbría vorágine que perturbaba espantosamente nuestro horizonte.
En las noches los sueños nos desquiciaban por el recuerdo vivo de los gases lacrimógenos que quemaban los ojos a pesar de los trapitos remojados en vinagre que nos daban nuestras compañeras de La Otra, y que mitigaban un poco el efecto ponzoñoso del mefítico gas en las barricadas del 4 de mayo. Retornaban las imágenes del macabro reguileteo de los helicópteros de la policía y de los noticiarios que sobrevolaban las casas y delataban a nuestros hermanos que se ocultaban en la torre de la iglesia como si buscaran amparo en San Salvador, o escondieran en las azoteas sus invisibles alas de Ícaro. Volvíamos a ver a los infames locutores de televisión vociferando con sus rapiñosos rostros de mamarrachos en contra de los rebeldes; revivíamos las escenas de las golpizas a las mujeres y a los jóvenes; veíamos cómo fueron molidos, vejados, maltratados, con las costillas destrozadas, los brazos quebrados, los cráneos fisurados, Nacho, Finini y Héctor, y Heriberto, Lucio, Pedro, Micaela, Filemón y Lauro, y Polo y Zenaida, y Ángeles y Paty, y Cuéllar y Alonso y los demás floristas y tantos hermanos nuestros, militantes del FPDT. El imperio del terror, todavía hoy, sigue picoteando la cáscara de los recuerdos.
LA CÁRCEL DE SANTIAGUITO: ESCRITOS EN UN PEDACITO DE LIBERTAD
Días de gloria para los soplones y los traidores, jornadas de delaciones e intrigas. Los compañeros del Frente no podían salir ni a entibiar un solecito en el pulso de la calle por las opresiones del temor; mientras, nosotros, rapados, golpeados, triturados, con nuestros uniformes azules, en ese mundo sórdido de sombras, rejas, drogas, apandos, fajinas y barandillas, entre la incertidumbre del porvenir inmediato, de no saber lo que ocurría en Atenco y las zozobrantes reflexiones que nunca habíamos hecho, escritas en un pedacito de libertad arrancado de un cuaderno, organizábamos la resistencia con huelgas de hambre al interior de la cárcel de Santiaguito y componíamos coplas de nuestra lucha inspirados en la música de Cananea o de El Prisionero Número 13; afuera, los abogados zapatistas Pedro Raúl, Juan de Dios, Donato Amador, Roberto López, Héctor González, comprometidos con la causa de los pobres, infatigables, se multiplicaban para defender a más de 200 presos. Después de 9 días los primeros compañeros dejaban la cárcel con el tatuaje de las sombras en los adoloridos cervicales, a los 15 días salimos otros sin más cargos que la infamia que pica como salitre el paredón de los lamentos, todos con libertad bajo fianza. Nacho, Héctor y Felipe fueron trasladados al penal de alta seguridad del Altiplano. Dos meses después seguían las aprehensiones. Una cacería interminable.
La familia del Valle, como ninguna otra, fue ferozmente desintegrada. Nacho en el penal del Altiplano; Trini, su esposa, oculta en el recóndito regazo del pueblo, lo mismo que Ulises, el mayor de sus hijos; César, el hijo menor, en las mazmorras de Santiaguito, y América, la única hija, perseguida y con amparos negados. Mayor cataclismo para una sola familia no podía suceder. Adán Espinosa, Bernardino Cruz y Jorge Flores en la misma situación que América del Valle: perseguidos políticos. Las órdenes de aprehensión sobre nuestros compañeros penden a manera de horca o del potro de tortura de la Santa Inquisición. Tomás de Torquemada reencarnaba en el sanguinolento “te lo firmo y te lo cumplo” de Peña Nieto, quien vociferaba que él era el responsable principal de la ocupación militar y la represión en Atenco: un pueblo al que le secuestraron sus sueños y con sus líderes más visibles en las venenosas fauces de la serpiente.
LAS PIERNAS DE TRAPO, EL CORAZÓN DESGAJADO EN UN PUÑO
Largos meses pasaron para que fueran compareciendo en el Movimiento(2) los que legítimamente se habían replegado, acosados por las orejas del Gobierno. Paulatinamente la mayoría de los presos alcanzaban la libertad. La labor de los abogados zapatistas es impecable, digna, diestra y valerosa. Pero también llegan las sentencias: Nacho, Felipe y Héctor, 67 años de cárcel. Cadena perpetua. El corazón se nos desgaja en un puño. Más sufrimiento. Los ojos de l@s militantes del Frente en la desazón del dolor se convirtieron en cristalinos manantiales. No había lágrimas que contuvieran el torrente del desconsuelo. Las piernas de trapo, el ánimo quebrado, todo el cuerpo lleno de soledades. El crepitar del vacío y la oquedad en la maraña de mortajas. Meses más tarde le aplican otra pena a Nacho hasta acumular ¡112 años! ¿Burla? ¿Escarnio? Sentencia estúpida, inmoral, inhumana, para uno de los hombres más humanos y bondadosos que conocemos. ¡Malditos!
El umbral del dolor llegó a los extremos. Nadie podía reprocharle a nadie la amargura por la pérdida de un hijo, por el encarcelamiento de un hermano, por la hospitalización de un padre, por la violación de una hermana. Nadie podía adivinar todas las tristezas que se agolpaban en el torbellino de una lágrima. El miedo mordía nuestras fuerzas y nuestros afanes como perro enloquecido. La estrategia de Estado en principio había funcionado. Nos habían desarticulado. La represión, inevitablemente melló el espíritu combativo del Frente, la desmoralización se instaló al interior del Movimiento. ¿Alguien imaginó que la gente no flaquearía?¿Alguien pensó que no podíamos cometer errores? ¿Alguien en su sano juicio, de verdad, creería que TODO iba a ser como antes? ¿Alguien está convencido de que no nos íbamos a replegar por el temor de estar en la cárcel? Algunos compañeros se retiraron estratégicamente. Otros emigraron con toda su familia sin que hasta el momento puedan respirar aires texcocanos. Algunos otros tardaron en reintegrarse. Los más se mantienen a la expectativa, no obstante, pasan lista de presente en actos masivos, pocos se han retirado definitivamente.
Hemos sufrido la pérdida por fallecimiento de queridos compañeros, entre otros, de Don Miguel, papá de Nacho, inconmovible guardián de la Madre Tierra, la inolvidable Mamá de Finini, la esposa de Bonifacio y la hermana de Micaela quienes vivieron con nosotros el drama de la expropiación y el gusto del triunfo sobre el decreto expropiatorio, y ahora, una estrella que irradiaba sonrisas y libertades en su expresivo mutismo se apagó físicamente, el entrañable Panchito, el joven, el más consistente militante del FPDT que se fue a vivir a la sede del Movimiento, a la Casa Ejidal, sin menoscabo de su familia original. Murió entregado al FPDT.
A PESAR DE TODO, LA DIGNA RABIA TRANSFORMADA EN CONCIENCIA
Sí, éramos un organismo sin cabeza, con las extremidades desprendidas, sin saber bien a bien como actuar. Mientras el Estado seguía su labor de acorralamiento. Torpe espionaje telefónico. Citas al ministerio público a todo aquél que hubiere manifestado simpatía o solidaridad con el Movimiento, persecución, acoso, rumores, rondines de judiciales, estatales y hasta del ejército.
Con todo en contra, la fortaleza del Frente logró ponernos de pie. Debimos atravesar el umbral del dolor para comenzar a movilizarnos. Nos convencimos que no hay mejor postura que la de medirse a las adversidades. No hay razón que ampare la brutalidad del Estado, dijimos, y la digna rabia se convirtió en conciencia y comenzamos a reorganizarnos. El primer paso fue liberar a nuestros pres@s. A eso nos abocamos. Con grandes heridas en el pecho, con el espinazo y los dorsales magullados, pero totalmente decididos, afrontamos esa responsabilidad.
Lo hicimos al principio como una barca a la deriva que no tiene más brújula que el timón del sentido común. Pero era un timón sin timonel. El capitán del barco, Nacho del Valle, estaba ya en poder de los piratas estatales. Otros timoneles también habían sido apresados por los mismos filibusteros. Frente al infortunio, incurrimos en yerros. Afloró la inexperiencia. Un Movimiento que se había forjado con el apoyo de múltiples organizaciones en la lucha contra la expropiación de nuestras tierras en 2002, no podía rechazar la solidaridad de tantos que se acercaron a ofrecérnosla. Pedir pureza revolucionaria estaba fuera de lugar. Aceptamos gustosamente, lo necesitábamos más que nunca, el respaldo de muchos compañer@s y organizaciones nacionales e internacionales. En ese momento teníamos que ser ideológicamente daltónicos, no podíamos darnos el lujo de distinguir los colores. Pero el daltonismo inicial tenía sus riesgos: las filtraciones del Gobierno.
EL REPTILEO COMO ESTRATEGIA DE ESTADO
Todo el mundo llegó a Atenco, desde 2002, pero entre miles que fueron recibidos, hubo quién se integró al Movimiento de tiempo completo. Matizado de Izquierda, con discurso zapatista, vestimenta guevarista, y actuar revolucionario era difícil negar que era de Izquierda. Pero mucha de la información que llegaba al Gobierno se filtraba desde las entrañas del mismo Movimiento: ese presunto compañero de izquierda recibía órdenes tajantes de la Derecha: Gobernación. Un ejemplo fue el Grupo Antiterrorista (Gat) que se introdujo invisiblemente a la organización, otros que se hacían pasar como periodistas, fotógrafos u observadores de derechos humanos. Más de uno fue desenmascarado y expulsado. Hoy no hemos tenido los elementos para detectarlos, lo cierto es que, por lo menos, el Estado se ha infiltrado mediante la calumnia, la sospecha, la maledicencia, la falsedad y la mentira. El reptileo, en su más amplio significado: meter cizaña, esparcir el veneno entre la propia militancia.
Compañeros hay que han sido objeto de epítetos de “traidores” sin prueba alguna, por lo cual han preferido mantenerse, sin claudicar, en una sana distancia antes que caer en el juego de los enjuiciamientos, los reclamos y las acusaciones que llevarían a una guerra intestina en el Frente como lo desea y lo busca el Gobierno
En esa estrategia del reptileo, agentes del Estado filtraron el “borrego” de que los realizadores de Atenco una tierna muralla y de La rebelión de los fulgores, habían “traicionado” al Movimiento. La acusación llegó a Atenco y los compañeros de inmediato fueron defenestrados. Afortunadamente ellos probaron con documentos en la mano que el mismo Gobierno mexiquense los había presionado para que ratificaran como suyos esos documentales de 2002 y 2003, para utilizarlos como prueba(3) para activar las órdenes de reaprehensión contra otros militantes del Frente que aparecen en los filmes. Los compañeros, fueron citados el 10 de octubre de 2006 para testimoniar y “perfeccionar la indagatoria que se emitió en contra de los integrantes del movimiento activista de Atenco”, como lo dice el Acta TEX/172353/02, firmada por Agustín Padilla Beltrán, agente del Ministerio Público; por supuesto, los compañeros se negaron a declarar con el grave peligro de que los apresaran por “desacato a la ley”. El Gobierno quiso “quemar” a nuestros hermanos por no haberse prestado a su juego. El Subprocurador que había urdido la trampa de los videos fue despedido fulminantemente una semana después de su frustrado intento de involucrar a los documentalistas.
OTRA VEZ EL PRD EN LOS ALTARES DE LA REPRESIÓN
Al mismo tiempo, el PRD texcocano, presionaba al MP para que su denuncia TEX/AMOD/III/438/06, contra seis compañeros prosperara (por una movilización del 11 de abril en defensa del derecho al trabajo de los floristas en el mercado Belisario Domínguez). Nuevamente el PRD logró su cometido, el Gobierno libró órdenes de aprehensión contra Patricia Romero que se encontraba procesada en la cárcel y permaneció dos años prisionera, Rodolfo Cuéllar quién aún se encuentra en el Molino de las Flores sentenciado a 31 años, Héctor Galindo condenado a cadena perpetua, y contra Francisco Lozano y Ángeles Mancilla que recién habían salido del presidio, además de Odette Castelao, quien fue involucrada arbitrariamente pues se encontraba en el lugar filmando la defensa de los cultivadores de flores. Todos ellos, excepto Odette, una de los realizadores de los documentales citados arriba, fueron torturados y encarcelados el fatídico 3 de mayo en la agresión contra los floristas. Finalmente, los que quedaron libres debieron pagar 45 000 pesos “por la destrucción de 10 patrullas municipales” (¡!), sólo así el gobierno municipal perredista retiró los cargos.
Si alguien quería más pruebas del nefasto rol del PRD como cómplice del PRI y el PAN en la represión a Atenco y a La Otra Campaña, aquí está una fehaciente. El PRD fue quien inició la represión y la convalidó totalmente en los hechos. La vocación represora de un partido que alguna vez se dijo de izquierda y muchos se lo creyeron, se había mostrado en todo su esplendor: ahora reposa impúdicamente en los altares de los gorilas.
LA GUERRA DE CUARTA GENERACIÓN
La estrategia del reptileo se vio acompañada de una estrategia de más largo fuselaje: la Guerra de Cuarta Generación o Fourth Generation Warfare (4GW, por sus siglas en inglés). El terrorismo mediático es una táctica de esta estrategia que incluye la cínica manipulación de los medios para el control social: prensa, televisión, Internet, en un ataque sistematizado contra el enemigo, al servicio de los intereses del Estado. Esta estrategia fue perfeccionada después de la caída de las Torres Gemelas. Un intenso bombardeo de noticias viles que tienen el objetivo de preparar y condicionar a un receptor anónimo, pasivo, que va tomando partido inconscientemente por las órdenes de una burguesía que ve en las protestas de la sociedad civil actos terroristas. Así, lo perpetrado en Atenco y lo que ponen en acción contra las movilizaciones sociales es una guerra psicológica en la que “las operaciones ya no se trazan a partir de la colonización militar para controlar un territorio, sino a partir de la colonización mental para controlar una sociedad”(4).
En efecto, la guerra contra el FPDT, el Zapatismo, la APPO y contra los movimientos populares a lo largo y ancho de todo el país, aparte de los aparatos policiacos y jurídicos del Estado (PGR, procuradurías estatales y la Suprema Corte de Justicia de la Nación) es diseñada “por un gran aparato mediático compuesto por las grandes redacciones y estudios de radio y televisión”(5), que aunado a los aparatos políticos, los partidos, el PRD, por ejemplo, van minando la fortaleza de las organizaciones.
De ahí los calificativos de macheteros “violentos”, “desestabilizadores”, “salvajes”, “peligrosos”, que los zarzas, alatorres, dórigas e imbéciles de los medios imputaron a los atenquenses, el día 3 de mayo de 2006, cuando los verdugos de Peña Nieto reprimieron a los floristas y se dirigieron a la carretera Texcoco–Lechería donde los ejidatarios repelieron la agresión.
En ese combate carreteril fue evidente como pusieron en marcha el 4GW: el carnicero de la Agencia de Seguridad Estatal, el tristemente célebre, Wilfredo Robledo maquinó el aislamiento de media docena de granaderos para que de-li-be-ra-da-men-te fueran golpeados por los campesinos. Esto fue coordinado con los dos monopolios televisivos para que desde sus helicópteros “informaran” disque objetivamente del “salvajismo” con el que era tundido un policía. Ambas televisoras repitieron esa escena interminablemente al tiempo en que pedían, clamaban, gruñían, exigían un castigo ejemplar para los “vándalos” de Atenco. Estos “mensajes” hallaron eco en amplios sectores de la sociedad, pues como dijo Goebbels, el propagandista nazi, “una mentira repetida cien veces se transforma en verdad”, y coreada y remachada mil veces a un mismo tiempo, esa mentira destruye el pensamiento reflexivo de la población.
En la madrugada del 4, todos lo vimos, el terrorismo mediático se complementó con el terrorismo de estado. Las terribles imágenes de Javier Cortés, el adolescente asesinado por los genízaros de Robledo, del moribundo Jorge Salinas, del compañero paralítico arrancado de su casa; la noticia de la muerte de Alexis Benhumea, las escenas de dolor, las violadas; todo, todo fue minimizado, ocultado y justificado en el momento y en los siguientes días, meses y años por ese ejército de psicólogos conductistas encargados de anestesiar a la población para controlarla, evitar las movilizaciones o, en todo caso, para respaldar sus acciones violentas. Esto es parte de la 4GW experimentada en Atenco.
COMPRENSIÓN CONTRA TOLERANCIA EN UNA LUCHA DESIGUAL
Todo esto, en tumulto, tuvimos que enfrentarlo. Pero la ausencia de una dirección que siempre mantuvo una verticalidad a prueba, dispersos los compañeros, la lucha contra el sistema truncada, estancada la defensa legal de procesos anteriores, los pueblos replegados, nos llevó a cometer errores, olvidos, omisiones y decisiones equivocadas. La Otra Campaña, en solidaridad, detuvo su marcha, los Caracoles zapatistas se pronunciaron en alerta Roja, una y otra vez la Comisión Sexta intentó rearticular el movimiento de Atenco, pero el FPDT estaba debilitado y los que estábamos no tuvimos la fuerza para darle organicidad a la resistencia, ni la visión para apreciar en toda su grandeza las acciones de La Otra Campaña y del EZLN.
Lo anterior llevó a que no se entendiera a cabalidad las movilizaciones de La Otra en el plano nacional y la gran solidaridad de La Otra a nivel internacional, y que al interior, inclusive, hubiese gente que no comprendiera el significado de la filiación y la adherencia del Frente con la Sexta Declaración de la Selva Lacandona. Por otro lado, los medios diseminaban en la opinión pública la patraña de que el FPDT apoyaba a López Obrador, de que el PRD subsidiaba a los macheteros, etc., etc. Intencionadamente los estrategas mediáticos comenzaron a identificarnos con el PRD. Hubo un spot del Partido Social Demócrata (PSD) en las pasadas elecciones en el que “atacaron” al PRD identificándolo con “los macheteros”. ¿Y nosotros? No tuvimos, ni hemos tenido el tino de marcar enérgicamente nuestras fronteras para deslindarnos de los partidos.
Naturalmente surgieron las discrepancias intra y extra muros. Y aunque no había lugar para el agravio ni para los distanciamientos, el FPDT, distraído en la lucha por liberar a nuestros presos, en lograr los amparos a los perseguidos, en intentar encontrar el cauce político, olvidamos fortalecer los vínculos y las filiaciones con nuestros hermanos zapatistas, con nuestros hermanos de La Otra y quizá dimos prioridad a otras organizaciones, pero la autocrítica, la comprensión (no la tolerancia) hacia el otro, incluso al que no piensa como uno, nos llevará a reforzar nuestra lucha común. Decimos comprensión contra tolerancia porque argumentar esta última implica colocarse en un estamento superior, del que “tolera” sobre el inferior que no piensa como el “tolerante”, por el contrario, asumimos la comprensión porque ésta se da en el plano de la igualdad. A esto apelamos, a la comprensión. La comprensión admite los errores y su superación, la crítica y la autocrítica nos sitúa en un plano más humano.
Y DESPUÉS DE TODO, NO LOGRARÁN ESCINDIRNOS
Estas reflexiones comportan necesariamente una autocrítica y una posición: fidelidad a nuestros principios revolucionarios, a nuestro modo de pensar y a nuestro accionar colectivo. Desmarcarnos en forma tajante de los partidos políticos y de las instituciones del Estado y, sobre todo, refrendar nuestra lucha con dignidad por la igualdad social y contra este inmoral sistema capitalista. Sabemos que el riesgo siempre existirá. El Estado sigue cada uno de nuestros pasos, y va a hacer todo lo posible por dividirnos, por escindirnos. También están al acecho los oportunistas, los partidos políticos que esperan cualquier coyuntura para intentar manipular las luchas y transformarlas en votos para ganar curules y puestos públicos.
No hay que olvidar que si intentaron mediatizar nuestra lucha, encerrándonos en la cápsula del proceso jurídico por la libertad de nuestros presos, y algunos, derivado de las circunstancias críticas, no alcanzamos a avizorar el problema en su conjunto y olvidamos que la lucha principal es contra sistema económico y su régimen político, estamos a tiempo para hacer, no un auto de fe revolucionaria, sino un análisis crítico para que a la par en que luchemos por la libertad de nuestros hermanos actuemos contra este inicuo sistema social. Uno y otro propósito son consustanciales. No podemos sacar a nuestros presos sin luchar contra el Estado. Perder de vista este objetivo primordial nos debilita.
En esta larga travesía de lucha común reconocemos a los que jamás nos han abandonado y siguen luchando por la libertad de nuestros presos y los presos de todo el país, nos referimos, por supuesto, a La Otra Campaña, a los abnegados militantes del Plantón, a las organizaciones en el extranjero y, no podía ser de otra manera, a otros compañeros y agrupaciones, coaliciones, frentes, sindicatos independientes que se han agregado con el mismo propósito. Bienvenidas sean todas las luchas a favor de la liberación de nuestros presos y de todos nuestros hermanos que se encuentran encarcelados en todo el país y en todo el mundo. Esperemos una luna nueva que ilumine los párpados de libertad y que juntos cicatricemos los agravios que pudieron haber aflorado en esta inmensa lucha que llevamos a cabo por un mundo nuevo.
¡VIVA EL FPDT! ¡VIVA EL EZLN! ¡VIVA LA OTRA CAMPAÑA!
¡VIVA LA LUCHA DE LOS PUEBLOS DEL MUNDO POR SU LIBERACIÓN!
¡ZAPATA VIVE, LA LUCHA SIGUE!
¡VIVA LA LUCHA DE LOS PUEBLOS DEL MUNDO POR SU LIBERACIÓN!
¡ZAPATA VIVE, LA LUCHA SIGUE!