hay una Deuda, de la Humanidad, para con los pobladores de Atenco...
En el marco de la semana negra y dentro de la Carpa de la Coordinadora de ONGDs se llevó a cabo una explicación de la represión en Atenco y los escritores-as firmaron adhesión a la campaña internacional por la Libertad de los Presos de Atenco.
El director de la semana negra, Paco Ignacio Taibo, presentó a sus colegas, y entre todos explicaron con sencillez los graves hechos de Atenco, que incluyen violaciones a mujeres como arma de Venganza de Estado contra la comunidad, la cárcel abusiva, el maltrato, el robo de viviendas, frente a lo cual se ha conformado una amplia Campaña de Solidaridad encabezada entre otras personalidades re-conocidas, el obispo don Samuel Ruiz..
Además de Taibo, Eduardo Montavez, Fritz Glockner, Jorge Mocha, Alfonso Mateo-Sagasta, Nacho Guirado, Judith Vesnont, o Jorge Belarmino Fernandez Tomás, nieto de Belarmino Tomás..pusieron su firma al documento, que servirá de acompañamiento al Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, de San Salvador Atenco.
Atenco un lugar llamado Dignidad.
El ahuehuete es el árbol nacional de México; el ahuehuete es un elemento de la naturaleza indisolublemente ligado a la cultura nacional, desde la época prehispánica hasta nuestros días.
La historia de este árbol se remonta a muchos millones de años, cuando el grupo de las coníferas, al que pertenece esta especie, dominaba las tierras emergidas, formando impresionantes extensiones de bosques primitivos.
La palabra "ahuehuete" proviene del náhuatl y significa "viejo del agua", lo cual habla de su extraordinaria longevidad y de sus hábitos de crecimiento; "cedro de larga vida" le dicen en zapoteco.
"Viejo del agua, qué sería de nuestro país y nuestra cultura sin ti; entrañablemente mexicano, hundes tus raíces en lo profundo del suelo para extraer de él la vital esencia que te da vida." Dice el poeta.
Ejemplo de ahuehuetes históricos lo encontramos en los famosos árboles del Parque Nacional El Contador, a 5 km de Texcoco, a orillas del pueblo de San Salvador Atenco. Estos majestuosos ejemplares fueron plantados para dar adorno y majestad a uno de los jardines del rey-poeta Nezahualcóyotl.
Los árboles enmarcan un gran rectángulo de 800 m de largo por 400 m de ancho y se dice que son los más frondosos que existen en la República ; por ello, el general Lázaro Cárdenas lo declaró parque nacional, excluyéndolo así del reparto agrario.
Luego vinieron el neoliberalismo, las políticas de privatizarlo todo al servicio de los multimillonarios, y el Plan Puebla Panamá, y a los pobladores de Atenco quisieron robarles los ahuehuetes, las tierras ejidales, la Vida.
Pero no se dejaron. Y esa es una deuda que toda la humanidad tenemos con aquellos pobladores
El municipio de Atenco, está ubicado al oriente del Estado de México.. tiene una Extensión de 94.67 km2.
Se encuentra en el oriente de la cuenca lacustre, y por alli desembocan
Los ríos San Juan, que nace en Teotihuacán, el Xalapango , el Papalotla , que en la actualidad se han convertido en canales altamente contaminados por las industrias con grandes cantidades de basura.
El clima de Atenco es semiseco con una temperatura promedio de 15.1°C y una máxima extrema de 33.5°C y una mínima de 11.0°C.
La flora es abundante, parte de ella es nativa, ha tenido y tiene usos medicinales, para alimentación y para ornato y se conserva gracias a la herencia de padres a hijos, entre la más representativa tenemos el maíz, maguey, tuna, nopal, zapote blanco, frijol, calabaza, quelite, cempasúchil, chayote, chilacayote, noche buena, ejote, xoconoxtle, tomate, epazote, chile jaltomate, jitomate, verdolaga, girasol .
Parte de esa flora nativa tanto de tierra firme como lacustre está por extinguirse ya sea por abandono del cultivo, por la desecación del lago o por la disminución del agua en los ríos y de los mantos acuíferos: el tule, el carrizo, el chichicastle, el lirio acuático, el hizache, el ahuehuete, el tejocote, el capulín, el órgano.
En Ixtapan, en tiempo de aguas todavía se recolecta en los charcos el alga espirulina, de gran riqueza proteica. De ese alga habla la escritora Belen Gopegui, en su pe-última novela "El padre de Blancanieves".
Entre los animales, por mencionar sólo las aves: gallinas, gansos, guajolotes, gallos, pichón, paloma, patos , los zopilotes, tórtola, zenzontle, calandria, golondrinas, colibríes, cuervos, garzas, lechuzas, pato silvestre, el chichicuilote, el águila.
En San Salvador Atenco existe un cementerio de ahuehuetes a un costado del pueblo. Se trata de una reserva hermosa y abandonada de árboles viejos, un lugar adonde pareciera que acuden a morir esas formidables y longevas coníferas mexicanas. Así como la región está regada de ruinas mesoamericanas, este parque ancestral resguarda otro tipo de ruinas: troncos colosales de hasta cuarenta metros de alto con más de quinientos años de vida; muchos de ellos son gigantes muertos tendidos sobre la yerba, en donde anidan aves y ardillas; otros aún permanecen en pie, con sus largos brazos retorcidos, arrugados y fuertes -aunque secos. Parecen grupos de elefantes -"coléricos, distantes...", diría el poeta cubano Eliseo Diego.
Hoy en día, al referirse a Atenco, todo mundo habla de machetes, pero nadie de ahuehuetes... Será quizá porque esta reserva es un espacio de excepción, un lugar por donde no pasa el tiempo humano: la historia.
Frente a los alaridos seculares, en esta zona impera el más absoluto silencio intemporal. Muchos de esos árboles ya verdeaban por la hermosa rivera del lago de Texcoco, cuando los tecpanecas inculsionaban ese territorio, en confrontación con los texcocanos. Dice la leyenda que posiblemente uno de esos ahuehuetes protegió al niño Netzahualcóyotl de la muerte, al trepar éste por sus ramas ...
Tiempo después, el viejo rey poeta tenía como paseo preferido precisamente en este parque.
Estos árboles de la sabiduría y la quietud han sido testigos de la barbarie policial contra los pobladores de Atenco.
Con el machete en alto.
"El campo es nuestra vida. Aquí crecimos y luchamos, y aquí tuvimos a nuestros hijos. Nosotros estamos como enraizados en esta tierra. No nos pueden arrancar así nomás. Si nos arrancan, de plano nos morimos". Decía una campesina, una paisanina de Atenco, en medio de su heroica lucha contra el mega-aeropuerto que trataron de imponerles sin consulta, violando las leyes mexicanas.
"Éste es el corazón de México", proclama muy en serio Ignacio del Valle, uno de los líderes de Atenco, hoy prisionero político del gobierno mexicano.
Más allá de esos bienes materiales de enorme valor cultural, dice el historiador Cruces Carvajal, Atenco es "un municipio donde el hombre y la naturaleza han mantenido por siglos una estrecha y afectuosa relación", lo que condiciona valores y costumbres conservados a través de los siglos, y sobre todo explica el profundo amor y respeto de los pobladores a la tierra.
"No saben lo que van a destruir", advertía el historiador.
"¿O`ra, ya entiende por qué luchamos?" vuelve a resumir para el periodista, la anciana campesina, la paisanina de Atenco, que puede ser cualquiera de nuestras abuelas.
Cuando se cumplía el primer año de la masacre policial en Atenco, Amnistía Internacional, con su leguaje moderado, sacaba un comunicado desde Londres:
A un año del operativo policial en San Salvador Atenco, Estado de México, en el que se cometieron graves violaciones de derechos humanos, tales como el uso excesivo de la fuerza, homicidios ilegítimos, torturas, detenciones arbitrarias, agresiones sexuales y violaciones al derecho a un juicio justo, la impunidad sigue rampante.
Amnistía Internacional expresa su honda preocupación por la falta de avances en la investigación y sanción de los responsables de estas violaciones de derechos humanos. Estas violaciones, que han sido incluso reconocidas por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), aún no han sido debidamente investigadas.La conducta del Estado y sus funcionarios siempre debería ser acorde a las normas internacionales de derechos humanos adscritas por México. El gobierno federal debería demostrar su liderazgo y cumplir con las obligaciones internacionales de derechos humanos, garantizando la investigación de funcionarios federales, estatales y municipales de manera pronta, imparcial y exhaustiva.
Los pocos avances en las investigaciones para esclarecer las muertes de los jóvenes Javier Cortés Santiago y Alexis Benhumea son motivo de preocupación para Amnistía Internacional.
La Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Relacionados con Actos de Violencia contra las Mujeres debería ejercer la acción penal en los casos de las varias mujeres que, como Bárbara Italia Méndez, con gran valor denunciaron haber sido objeto de tortura, incluyendo violencia sexual, por parte de policías. Estas mujeres aún no han recibido contestación adecuada.
Amnistía Internacional ve con preocupación que a pesar de la evidencia de las violaciones de derechos humanos cometidas contra detenidos/as, las autoridades estatales sólo han acusado a un policía de actos libidinoso y a otros 20 de abuso de autoridad, todos estos delitos menores. Tales acusaciones no reflejan ni la magnitud ni gravedad de las violaciones sufridas por mujeres y hombres detenidos.
La impunidad por violaciones de derechos humanos es uno de los factores más arraigados en México que obstaculiza la mejora en la protección de estos derechos. Los hechos de San Salvador Atenco no deberían ser otro caso más en esta larga historia de impunidad.
La gente de Atenco recibió un premio de derechos humanos en Siero en 2007.
Es un premio modesto que engrandece al municipio de Siero, y enlaza con otros movimientos condecorados, Los Sin Tierra, Las Madres de Plaza de Mayo, Palestina, Colombia, etc..
Otro año tuvimos la suerte de contar con otras dos personas de México, que venían de Chiapas: una de ellas el obispo don Samuel Ruiz.
Hemos sabido también del apoyo de don Samuel a los pobladores de Atenco, de cómo procedió a decir misa por la libertad de los presos políticos, de cómo acompañó a la señora Trinidad, esposa y madre de dos presos y madre de otra líder jovencita que tiene que estar en la clandestinidad, de nombre América, por tener orden de captura por parte de las fuerzas represoras mexicanas.
Dice la crónica, que el gobierno mexicano quiso vengarse por el triunfo popular y legal de Atenco contra la expropiación de 11.000 hectáreas de sus ejidos.
Y tiempo después, el 3 y 4 de mayo 2006 cerca de 3000 policías federales, estatales y municipales participaron en un operativo para terminar con las protestas lideradas por el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) en Texcoco y San Salvador Atenco.
El operativo policial resultó en la detención de 207 personas, la muerte de dos civiles, decenas de manifestantes lesionados .Al menos 165 de las personas detenidas siguen enfrentando procesos .La Suprema Corte de Justicia de la Nación , supuestamente, en este momento está llevando acabo una investigación no jurisdiccional acerca de lo ocurrido, y una senadora de 80 años, doña Rosario Ibarra, ha elevado una propuesta de Ley de Amnistía, que contempla también otros hechos dolorosos y crueles de la represión , como el de Oaxaca.
Atenco: Tierra Sí, aviones No, VIDA Sí.
La historia de San Salvador Atenco y otros pueblos de Texcoco es la historia del triunfo de una Comunidad frente a los planes de gran envergadura, auspiciados por el propio Presidente de la República , pero con sustento en intereses económicos poderosos de EEUU, de multinacionales y de empresarios mexicanos.
El proyecto de mega aeropuerto contemplaba además áreas extensas de promoción turística de lujo en las inmediaciones de las Pirámides aztecas.
Pero planes y negocios de tan singular tamaño, por su ambición desmesurada, no contaron con una Comunidad , y no contaron con Emiliano Zapata, que un siglo después, se reencarna en Atenco en sus pobladores.
Amparados en leyes ejidatarias, fruto de la revolución de hace un siglo, y de mucha movilización, los comunarios de Atenco hicieron una "controversia constitucional" para enfrentarse al decreto de expropiación de la Presidencia. Fue largo el proceso, hubo un muerto por apaleamiento de la policía y 11 presos, que finalmente los comuneros lograron poner en libertad tras año y medio de cárcel y por televisión se enteraron que el proyecto presidencial había sido derrotado.
Fue una primera etapa que la gente de Atenco califica de romántica: se luchó, se movilizó mucho, se ganó, a un coste relativamente bajo de consecuencias, si se compara con otras resistencias, que tienen consecuencias más dramáticas.
Y se preservó para la humanidad ese jardín donde habitaban los ahuehuetes.
Lo que pasó después, en 2006, con la entrada de la policía a las casas a detener, y en el pueblo a reprimir, está ampliamente filmado y fotografiado, pero los policías niegan la evidencia y dicen que nunca entraron al pueblo, y que detuvieron a los "delincuentes" en un corte de carretera.
En todo caso, hay una deuda con Atenco, de la humanidad entera, por el gran esfuerzo movilizador, de ciudadanía, de defensa de la Madre Tierra, de Dignidad humana, para con el Frente de Pueblos de Defensa de la Tierra , de Atenco, a la orilla del agua, a pocos kilómetros de las enormes pirámides de Teotihuacán, en el corazón de México, donde la sabiduría y quietud de los viejos del agua, los ahuehuetes, fue atacada brutalmente por el capitalismo depredador.
LIBERTAD a los presos de Atenco.