Emir Olivares Alonso
Las autoridades del penal Molino de Flores, ubicado en Texcoco, estado de México, “atentan contra la dignidad” de familiares y visitantes de los presos por los hechos ocurridos en San Salvador Atenco en mayo de 2006, aseguraron organizaciones sociales.
Denunciaron que recientemente los custodios del penal obligaron a las mujeres que visitan a sus familiares, incluida una menor de edad, a desnudarse completamente y hacer sentadillas, práctica que no se había presentado durante la estancia de los atenquenses en esa cárcel desde casi dos años.
Ante esas violaciones a los derechos humanos, el Comité Cerezo, el Colectivo de Abogados Zapatistas y Serapaz exigieron “el cese de los tratos inhumanos y degradantes” contra las visitas de los presos de Atenco, y una investigación de los hechos.
De acuerdo con testimonios recabados por esas organizaciones, estas prácticas se iniciaron el pasado 20 de junio y se han repetido hasta la fecha.
“Mi hija, menor de 12 años, y yo, fuimos al penal para entrar a la visita, pero durante la revisión nos separaron, en cubículos diferentes. Los custodios me preguntaron qué traía en los bolsillos, me obligaron a sacudirlos, al igual que los zapatos. Después me preguntaron: ‘¿ya sabe que ahora tiene que bajarse la ropa interior y hacer sentadillas?’ Respondí que eso nunca me lo habían pedido, pero el custodio me dijo que en la mañana les habían dado esas instrucciones”, denunció Gabriela Hernández.
Agregó que a su hija la obligaron a hacer lo mismo, aun cuando es menor de edad. “La custodia le pidió sacudir sus bolsas del pantalón y los tenis, que se bajara el pantalón y la ropa interior e hiciera cinco sentadillas. Cuando mi hija protestó alegando que en visitas anteriores no se le pedía eso, le respondieron que eran instrucciones del nuevo director (del penal) y que de no acatar las indicaciones no podría ingresar a la visita”.
Se le impidió la entrada
Las agrupaciones aseguraron contar con más testimonios de prácticas similares, como la de Mariana González, quien visita solidariamente a los presos de Atenco, quien se negó a desnudarse y hacer sentadillas, por lo que se le prohibió la entrada.
“Debido a esta situación algunas familiares mujeres a partir de esa fecha han preferido no regresar a visitar a sus presos”, señalaron.
Por ello, exigieron que cesen esas prácticas degradantes y “se tomen medidas urgentes” para que se acaten la Convención sobre los Derechos del Niño y otros tratados internacionales firmados por el Estado mexicano.