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Por la justicia, contra la violencia, reclamaron mujeres representantes de un movimiento de conciencia que recorre el mundo.
Oaxaca, Oax., 29-Abril-07.- El Encuentro de Mujeres en Resistencia, realizado este fin de semana en Oaxaca, reunió voces de 200 líderes, de 40 movimientos de México, AL y Europa que hablaron fuerte de la violencia y de su experiencia para resistir.
Llegaron para contener las desigualdades, la violencia, la injusticia, la falta de libertad, la realidad devastadora y absurda, lo que se impone.
En la diversidad, “todas estas mujeres combaten una realidad de pobreza, exclusión, represión política, explotación y discriminación”, sostuvo Marusia López Cruz, del Espacio Feminista, convocante del encuentro.
Jóvenes, migrantes, luchadoras sociales, ex presas políticas, sobrevivientes de violación por la fuerza de militares, indígenas, campesinas. Todas estaban, incluso se escucharon las voces de las aún presas políticas, las desaparecidas, las que luchan por el agua, como las mazahuas y las mujeres de AL.
Cuentan su historia
“A veces es difícil”, admite Patricia Cervantes —madre de
Neyra Azucena, desaparecida de la ciudad de Chihuahua el 13 de mayo de 2003— y que al paso del tiempo recibió restos que no pertenecían a Neyra.
Antes de salir a Oaxaca recibió “un saludo de las Abuelas de la Plaza de Mayo”. Tras recorrer 570 kilómetros desde la Ciudad de México pregunta si ahora pueden hacerse marchas en Oaxaca, porque en Chihuahua “nomás eso faltaba, que no nos dejaran gritar.”
A nombre de Trinidad del Valle, de San Salvador Atenco, la feminista Pilar Muriedas lee: “El 3 y 4 de mayo del año pasado, allanaron, robaron e hicieron destrozos en nuestras casas. Hubo tortura física y psicológica, vejaciones y violaciones sexuales a nuestras compañeras. Sabemos que es esa la forma de querer callarnos a las mujeres”.
Bárbara Italia y
Norma Jiménez Osorio recuentan a las cinco presas en Santiaguito, “siguen luchando incansables, dignas resisten el encierro. Esta historia, como muchas más, no es de derrota, pues a pesar de todo, de la política de terror no nos vencieron, seguimos luchando por la libertad; ellos son los asesinos, los torturadores no pudieron arrebatarnos este anhelo”.
Justicia y la máxima pena pidió la abogada Sandra de Luna para los soldados que violaron a mujeres en Castaños, Coahuila, en julio pasado. Una de las afectadas contó su propia vivencia, “el desgarramiento de su cuerpo y la fractura de su alma”. También en resistencia —dijo— esperamos justicia.
“Aunque el gobierno pinte las paredes de blanco pretendiendo silenciar las voces de valentía e inconformidad, debajo de esas paredes blancas y detrás de esos barrotes de las frías celdas las mujeres y los hombres seguimos organizándonos, dialogando y proponiendo, seguimos en resistencia”, expresó Anabel López, del Colectivo Huaxyacac.
Tras exponer la problemática social de la entidad, “donde la violencia feminicida se evidencia no sólo con los asesinatos sino también cuando se persigue, se amenaza e intimida a mujeres que se movilizan”, Anabel López destacó que las mujeres también se rebelaron contra el gobierno de Ulises Ruiz.
Patricia Jiménez, integrante de la Coordinadora de Mujeres de Oaxaca, sostuvo que en esta entidad las mujeres “tenemos la capacidad y avances mayores que los hombres para proteger a nuestro pueblo”.
Otras fronteras
La resistencia de las mujeres vino también de todas las fronteras: Patricia Guerrero, fundadora de la Liga de Mujeres Desplazadas de Colombia, lucha porque se les diga la verdad, dónde quedaron sus tierras y sus compañeros desaparecidos.
Ruth Zurbriggen es una maestra que llegó de Neuquén, Argentina, en representación de la Colectiva Feminista “La Revuelta”, que mantienen una larga huelga de docentes en la provincia por un aumento salarial, viviendo represión, asesinatos y amenazas. Ahí, ella defiende la visibilidad de las mujeres y rechaza el discurso misógino dentro del movimiento.
Sofía Montenegro, ex sandinista y actual integrante del Movimiento Autónomo de Mujeres, sostiene que la enseñanza es apostar por la autonomía del movimiento en Nicaragua, frente a los distintos gobiernos y sólo aliarse con élites gobernantes progresistas, algo que a la fecha, asegura, no ha visto claramente.
Al final, se asumieron aliadas, comprometidas en la lucha por el reconocimiento y el ejercicio pleno de todos los derechos humanos, que también son de las mujeres, sus comunidades y sus pueblos, “nos reconocemos hermanas en nuestras vidas y en nuestras luchas”, dijo Ana María Hernández Cárdenas, del Colectivo Huaxyacac.
“Por ello resistimos, imaginamos, soñamos y creemos que tarde o temprano el mundo cobrará al fin su equilibrio y que la justicia, la democracia, la libertad, el placer, la alegría y la igualdad teñirán de múltiples colores nuestras vidas, honrarán la vida de nuestras ancestras y protegerán a las nuevas generaciones”.
Recuento
Septiembre, 2004: Mujeres mazahuas arrebataron el mando a los varones para luchar por el progreso de sus comunidades y contra la CNA.
Mayo, 2005: Las mujeres de San Salvador Atenco no mienten,
afirmó la CNDH, al presentar su informe sobre los hechos del 3 y 4 de mayo: 19 mexicanas y cuatro extranjeras denunciaron violación y abuso sexual.
Julio 11, 2006: Trabajadoras de la zona de tolerancia de Castaños, Coahuila, fueron violadas por más de 20 elementos del Ejército mexicano.
Agosto 1, 2006: Surge la Coordinadora de Mujeres Oaxaqueñas en busca de una sociedad más equitativa, con justicia social, demandan la salida de Ulises Ruiz Ortiz.
Febrero 26, 2007:
Ernestina Ascensión, mujer de 73 años, es agredida sexualmente por soldados en la sierra de Zongolica.
Lucía Lagunes, Gladis Torres, Miriam Ruiz y Soledad Jarquín