Por Omar García
El problema no son las mentiras, el problema es que las personas las creen.
El problema no es que los productores de cierta peliculita afirmen “que son necesarios los datos duros para comprender lo ocurrido”, el problema es la intención con la que hacen las cosas.
Siempre hemos afirmado que nosotros los estudiantes y padres de familia de nuestros #43+3+2+miles no somos ni forenses, ni abogados, ni expertos, ni físicos como para dar o no dar por hecho algún tipo de información.
Más bien NO SOMOS TONTOS y nuestra posición es el resultado del apoyo de todos ellos y de la revisión de todas las partes y las informaciones disponibles. Entran ahí la información gubernamental, medios de todo tipo e investigaciones independientes.
Sin embargo, el problema es que afuera hay muchos y muchas que crecieron y se “educaron” viendo solamente la parte y no el conjunto; la superficie y no el fondo; la apariencia y no la realidad. El problema es que abundan los que prefieren el chisme y no la objetividad, la impunidad y no la justicia.
Afuera, entre los que rodean a los poderosos y son divulgadores de su forma de pensar, hay quienes padecen ciertos males psicológicos: se PROYECTAN EN NOSOTROS. Creen estas personas que seguimos siendo los mismos de antes: los insensibles e indiferentes, los sumisos y desorganizados; los que a la primera dificultad se echan a correr.
Creen que porque ellos roban nosotros también robamos; que porque ellos mienten nosotros también mentimos; que porque ellos asesinan nosotros también asesinamos; que porque ellos desaparecen a las personas nosotros también lo hacemos.
Y los vemos buscando la desunión donde hay unión; la manipulación de “grupos externos a los padres” donde hay toma de decisiones consciente e informada.
Los vemos buscando culpables entre las víctimas, sus familiares y compañeros donde lo que deberían es mirarse al espejo, no mirarse en nosotros.
Con esto no quiero decir que no hemos cometido errores, ya en escritos anteriores he subrayado algunos de los que ha mi juicio son los más notables y decisivos.
Lo que digo es que hay algo que debemos evitar. Y eso no es más que atribuirle demasiado crédito a unos o a otros.
Los procesos de cambio no deben estar a cargo de un grupo de personas que por convicciones y planteamientos firmes ha decido “iniciarlos y conducirlos”, pues una vez logrado algo, los beneficiados serán precisamente esos que por “mérito” creerán merecerlo todo antes que el resto. De ahí que las revoluciones hechas por revolucionarios fueran de los revolucionarios y para los revolucionarios. La sustitución de un grupo, sector o clase social por otra. Ya se imaginarán las cosas que ocurrieron en las “revoluciones robadas” como la Mexicana, donde los dignos, valientes y luchadores hicieron el trabajo que otros usufructuaron.
Y si los procesos revolucionarios no deben estar a cargo de unos cuantos, mucho menos el manejo de la información. Pues no recogerán jamás el sentir y el pensar de todos, contrario a eso, estarán a favor de unos.
Escuché a muchas personas decir que admiran nuestra dignidad, nuestra lucha y nuestra valentía. Pero déjenme decirles que hemos aprendido que esos “atributos” solos no bastan ni bastarán nunca. Se necesita el concurso de todos y de todas, cada cual con su experiencia, con su capacidad de innovar, CADA CUAL CON UN OJO EN EL ENEMIGO Y OTRO EN SÍ MISMO para evitar reproducir lo que combate; cada cual con su aportación grande o pequeña a este proceso, cada uno con su error.
Hoy se ha estrenado ya una película que respalda la “VERDAD HISTÓRICA” de Murillo Karam.
La pregunta es: ¿deberíamos asustarnos por el golpe mediático que esta representa?
Hace exactamente tres días veíamos con los padres y madres el “trailer” de dicho docudrama; ciertamente hubo coraje e indignación.
Pero también materiales como estos acrecientan nuestra convicción de seguir luchando. De que independientemente de las diferencias, las dificultades, etc., debemos continuar unidos…
Materiales como ese nos ayudan a ver lo que maquinan en sus mentes de asesinos y de cómplices de tantas injusticias.
Nos ayudan a ver desde su óptica un problema que ha conmocionado durante tanto tiempo al mundo entero y, les aseguramos: NO COMPARTIMOS SU FORMA DE VER LAS COSAS.
Pero creo que ha llegado la hora de tomar partido. Ha llegado la hora de dejar de echarle Porras a los padres y madres, porque no es un juego, una competencia o un concurso su lucha. Hay que ayudarles pero en serio con el peso del costal que llevan a cuestas.
Hay que esforzarnos en ver lo que ven sus ojos, en oír lo que ellos oyen, en no dejarse llevar por las embestidas mediáticas que se traducen en telenovelas como “LA NOCHE DE IGUALA”.
Quería decir más, pero basta con eso. No es cierto, hay algo más y está dirigido al Estado.
Y ya que para ustedes somos los malos deberían hacer las cosas como las hacemos nosotros allá en el campo. Ustedes creen que al venderle una mentira a las personas de afuera (las partidarias de ustedes, aclaro) van a detenernos. Como campesino les recuerdo que HIERVA MALA NUNCA MUERE, y con sus peliculitas nos hacen mucho más resistentes, pues nuestra raíz está profundamente arraigada en esta tierra y en los miles de corazones que nos acompañan.
Que quede claro: PODRÁN CORTAR LAS FLORES, PERO NO DETENDRÁN LA PRIMAVERA.