Demandan habitantes excarcelar a recluidos
En el tradicional carnaval de San Salvador Atenco los pobladores escenificaron como cada año las caravanas revolucionarias de contrabandistas y arrieros, y bailaron por las calles ataviados de Santiagos-Foto Javier Salinas Cesáreo
Javier Salinas Cesáreo
San Salvador Atenco, Méx., 16 de febrero. Como cada año, los pobladores de San Salvador Atenco representaron su tradicional carnaval, pero esta vez el acto devino grito de exigencia: libertad para los 12 “presos políticos” del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) recluidos en los penales del Altiplano y de Molino de Flores.
El carnaval hizo escala en la casa de Ignacio del Valle, dirigente del movimiento preso en el penal federal de máxima seguridad del Altiplano. María Trinidad Ramírez, su esposa, recibió a los “arrieros” y “contrabandistas” que se unieron a la exigencia por la excarcelación de todos.
“Hoy, más que nunca, este carnaval representa un grito por seguir conservando nuestras tradiciones, porque cuando se defiende a nuestros antepasados quiere decir que hay resistencia, que seguimos amando a nuestra tierra, a nuestro pueblo”, dijo Trinidad Ramírez.
“Nuestras raíces están aquí y nadie las puede cortar así de tajo. El carnaval significa que hay resistencia y hay amor todavía. Si bien es cierto que muchos están pensando en la venta de sus tierras, también es cierto que la mayoría seguimos estando en la resistencia, este movimiento no ha muerto, sigue en pie, sigue vivo”, expresó.
“Échate la de Gabino Barrera, dedicada a Ignacio del Valle”, decían los del FPDT a la banda Potencia Musical, que amenizó la fiesta.
“Que nadie se calle, libertad para Del Valle”; “El pueblo repite, libertad para Felipe”; “Héctor, aguanta, el pueblo se levanta”, coreaban los atenquenses.
El carnaval es una tradición que cada año toma más fuerza en los pueblos de Atenco. Desde temprano, los pobladores visten sus mejores trajes revolucionarios: sarapes, cinturones y pistolas, y forman cuadrillas de “arrieros” y “contrabandistas” para recorrer a caballo las calles de la población.
De vestido largo, Mayuvi Nopaltitla escenificó a la patrona, y Ramiro Ledesma Salas, el caporal, encabezaron la arriería del poblado de Nexquipayac, una de las más numerosas.
Por las calles desfilaron los llamados Santiagos, hombres vestidos con caras de viejitos y trajes multicolores, acompañados de hombres ataviados con vestidos y minifaldas y peinados de mujer.
No faltaron los sopes y tlacoyos tradicionales y las tortillas humeantes, el curado de pulque y el tequila.
El carnaval hizo escala en la casa de Ignacio del Valle, dirigente del movimiento preso en el penal federal de máxima seguridad del Altiplano. María Trinidad Ramírez, su esposa, recibió a los “arrieros” y “contrabandistas” que se unieron a la exigencia por la excarcelación de todos.
“Hoy, más que nunca, este carnaval representa un grito por seguir conservando nuestras tradiciones, porque cuando se defiende a nuestros antepasados quiere decir que hay resistencia, que seguimos amando a nuestra tierra, a nuestro pueblo”, dijo Trinidad Ramírez.
“Nuestras raíces están aquí y nadie las puede cortar así de tajo. El carnaval significa que hay resistencia y hay amor todavía. Si bien es cierto que muchos están pensando en la venta de sus tierras, también es cierto que la mayoría seguimos estando en la resistencia, este movimiento no ha muerto, sigue en pie, sigue vivo”, expresó.
“Échate la de Gabino Barrera, dedicada a Ignacio del Valle”, decían los del FPDT a la banda Potencia Musical, que amenizó la fiesta.
“Que nadie se calle, libertad para Del Valle”; “El pueblo repite, libertad para Felipe”; “Héctor, aguanta, el pueblo se levanta”, coreaban los atenquenses.
El carnaval es una tradición que cada año toma más fuerza en los pueblos de Atenco. Desde temprano, los pobladores visten sus mejores trajes revolucionarios: sarapes, cinturones y pistolas, y forman cuadrillas de “arrieros” y “contrabandistas” para recorrer a caballo las calles de la población.
De vestido largo, Mayuvi Nopaltitla escenificó a la patrona, y Ramiro Ledesma Salas, el caporal, encabezaron la arriería del poblado de Nexquipayac, una de las más numerosas.
Por las calles desfilaron los llamados Santiagos, hombres vestidos con caras de viejitos y trajes multicolores, acompañados de hombres ataviados con vestidos y minifaldas y peinados de mujer.
No faltaron los sopes y tlacoyos tradicionales y las tortillas humeantes, el curado de pulque y el tequila.