Con indignación queremos denunciar los tratos crueles, inhumanos y degradantes que vienen padeciendo nuestros tres compañeros Ignacio del Valle, Felipe Álvarez y Héctor Galindo Gochicoa, quienes se encuentran recluidos en el penal federal de máxima seguridad del Altiplano, y que también han sido condenados a morir en esa prisión, con motivo de las sentencias de 67 años y medio y 112 años que se les han impuesto. El caso de Héctor es preocupante, pues desde su detención el 3 de mayo de 2006 y hasta el 6 de agosto de 2007, después de más de 15 meses, no se le había permitido tener contacto físico con su familia de crianza. Sin embargo, el 28 de octubre de 2008 las autoridades del Cefereso comunicaron que por una instrucción superior se determinó que Héctor ya no podrá recibir visitas de dicha familia, con lo que vuelven a colocarlo en estado de incomunicación.
Demandamos la intervención de la CNDH para que cumpla con su trabajo, así como solicitamos el apoyo solidario de organismos defensores de los derechos humanos para que cese esta nueva incomunicación, puesto que es aberrante que a Héctor no le permitan ver a su familia. Somos testigos del compromiso y del amor que su madre, señora Rosa Nelly Urrutia Castañeda le tiene, resultando intrascendente que no sea su madre biológica. Otra infamia es el hecho de que no se les permita verlo, pero sí se autorice que depositen dinero en la cuenta del penal.
Exigimos un trato digno y humanitario para nuestros compañeros. ¡Ya los tienen presos, condenados a morir en ese penal de exterminio! ¿Acaso no es suficiente?
Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra