Nada más gratificante que la visita reciente de Evo Morales, presidente de Bolivia, y Jody Williams, premio Nobel de la Paz, cuando se acerca el cuarto aniversario de la funesta represión contra Atenco, y la libertad de los 12 presos políticos condenados a 32, 67 y 112 años de cárcel está en un momento decisivo y en manos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
En Coyoacán, Evo Morales no sólo compartió “un poco” de lo mucho que el pueblo boliviano está forjando para una Bolivia libre que, años atrás, no era más que un disparate para el imperio yanqui, que se reía, y hoy no tiene ni embajada en los suelos de Túpac Katari. Su visita también renueva esperanzas y reafirma –como Cuba, Venezuela y más ejemplos de nuestra América– que la victoria para el pueblo de abajo sí es posible. En ese camino de liberación, los asistentes al encuentro con el presidente boliviano no dejaron de corear masivamente “¡que renuncie Calderón!”.
Con la misma hermandad que Evo, Jody Williams –una de once nóbeles de la Paz que en una carta a Felipe Calderón claman libertad y justicia para Atenco– no podía ser menos contundente ante el escenario inocultable de represión e impunidad que impera en México.
Qué mejor que sus propias palabras que, aunque leídas y resumidas, se escuchan altas, como su congruencia con las causas del pueblo: “El caso de Atenco tiene mucho que ver con el futuro de este país... Lo que están haciendo con los presos políticos de Atenco es asqueroso, y lo están haciendo porque es una cuestión política que no tiene que ver con justicia; si tuviera que ver con justicia no estarían encarcelados... Por eso todas y todos tenemos que luchar. No es para que el otro lo haga; supuestamente el gobierno es del pueblo, supuestamente ellos trabajan para él, pero no lo van hacer si se queda callado”.
Ambas visitas, además de alegría y esperanza, subrayan muchas tareas para la lucha por la transformación profunda que urge México y que inexcusablemente pasa por la libertad de los presos políticos de Atenco y todo el país.
Tiene la palabra la Corte, que tendrá que poner en balanza esta oportunidad histórica: o se rebaja a los sobornos de Peña Nieto (quien ahora utiliza el dolor de los habitantes de Valle de Chalco, condicionando la ayuda y reprimiendo a los que se manifiestan por el despotismo y el abandono oficial) o se apega a derecho, rechaza las condenas inauditas y deja en libertad de una vez por todas a los presos políticos de Atenco.
América Del Valle (perseguida política por el Estado mexicano), Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra