sábado, marzo 26, 2016

En este viacrucis nos han dado muchos azotes, acusan familiares de normalistas

Los recibe sacerdote de la catedral en Chilpancingo
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Familiares de los 43 normalistas desaparecidos hace 18 meses en Iguala marcharon por las calles de Chilpancingo hasta llegar a la catedral de Santa María de la AsunciónFoto Sergio Ocampo
Sergio Ocampo
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 26 de marzo de 2016, p. 9
Chilpancingo, Gro.

Familiares de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala en septiembre de 2014 marcharon de la alameda Granados Maldonado a la catedral de Santa María de la Asunción, con antorchas, una imagen de Jesucristo y rezaron por la presentación con vida de los jóvenes.

En la entrada principal de la catedral, uno de los sacerdotes dio la bienvenida a los contingentes e incluso los bendijo antes de su ingreso a la iglesia. Dentro, una de las madres comparó la pasión de Cristo con la desaparición de los normalistas.

En este viacrucis de 18 meses, el gobierno nos ha dado muchos azotes, desde el primer momento en que el presidente de la República (Enrique Peña Nieto) se desentendió de nuestros hijos. Nos abofetearon de manera irresponsable al presumir que eran unos vándalos y del crimen organizado, señaló ayer en ocasión del Viernes Santo.

La verdad histórica expuesta por Jesús Murillo Karam, ex titular de la Procuraduría General de la República (PGR), sobre el asesinato y la incineración de los 43 en el basurero de Cocula, representó una dolorosa primera caída.

También comparó a los especialistas enviados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) con Simón el Cirineo, porque al igual que éste ayudaron (a los padres de los estudiantes) a cargar la cruz que llevan a cuestas y a desmentir con argumentos científicos la versión de la PGR.

Precisó que a lo largo de estos meses, los caciques –apoyados por las élites políticas y económicas– nos han impuesto esta pesada cruz, sobre todo cuando deliberadamente han ocultado pruebas y se han aferrado a su postura de no permitir que los militares de Iguala sean entrevistados por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI).

Hay una campaña de desprestigio en contra de los padres e integrantes del GIEI, para permitir a la administración federal deslindarse de cualquier responsabilidad; se está lavando las manos al igual que Poncio Pilatos, padecemos lo mismo que la Virgen María cuando los soldados romanos se llevaron a su hijo, pues desde que los policías municipales desaparecieron a nuestros hijos, nos clavaron coronas de espinas.

Luego de la lectura del escrito elaborado por los padres, el sacerdote Benito Cuenca Mayo les dijo que “México enfrenta las secuelas de varias décadas en que se permitió que se enraizara el flagelo de la corrupción.

A nuestros seres queridos, sus hijos y familiares los debemos poner en las manos de Dios, sin perder su recuerdo ni su memoria; la Iglesia como madre nos acompaña siempre, por eso hoy rezamos por ellos y se los encomendamos a Dios y su madre María.

Incluso llamó a las instituciones de gobierno a remediar el trance doloroso que viven las familias desde el 26 de septiembre de 2014. Mientras no aparezcan, el caso de los normalistas será una de las principales manchas que arrastrará el país.

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