martes, noviembre 13, 2007

Rosario Ibarra: ¿Cuál democracia?

Las opiniones fluían sin cesar, como en cada una de las reuniones de nuestra organización de familiares de desaparecidos políticos... “¿Democracia, cuál democracia?”, se alzaba la pregunta entre irónica y airada, y no faltaba quien recordara con tristeza los ya lejanos días del inicio de nuestra lucha desigual y difícil. Sí, volvimos los ojos al pasado y nos parecía vernos aquella mañana oscura y fría en Monterrey, tratando de encontrar el camino para recuperar a nuestros seres queridos, secuestrados por el mal gobierno.

¡Treinta años! Sí, 30 años de exigir justicia, 30 años de caminar con el fardo de nuestra tristeza a cuestas, 30 años de habernos unido en el reclamo inútil por la sordera y la malignidad de los que han estado en el poder. “¿Democracia, cuál democracia?”, se repetía la pregunta y se afianzaba la certeza de la ausencia total de ella, ante las terribles evidencias de hechos pasados y recientes, que hacen impensable admitir que hay democracia en México.

Como un relámpago nos llegó el recuerdo de Acteal y nos alzó la furia la sarta de sandeces de los “amanuenses”, defensores de la mentira oficial. No faltó en nuestra reunión quien recordara a Lenin, que dijo alguna vez que los gobiernos “multiplicando declaraciones hipócritas y embusteras (...) violan en todo momento sus propias constituciones, alentando más o menos secretamente a las guardias blancas”.

“¿Más o menos secretamente?”, exclamó un compañero, y dijo luego: “Pues vamos de mal en peor, porque aquí no es ningún secreto la saña del batallón Olimpia, ni los crímenes de los Halcones, ni las torturas que sabían hacer los de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) o las de la Brigada Blanca, como tampoco es un secreto, aunque traten de ocultar la realidad, lo que en verdad sucedió en El Charco, en El Bosque, en Aguas Blancas y —claro— en Acteal... y no son secreto, sino hechos vergonzosos anticonstitucionales, lo que hicieron a los compañeros de Atenco y al pueblo de Oaxaca... ¡Y qué decir de las desapariciones! Los compañeros del EPR, Francisco Paredes Ruiz... y otros casos recientemente denunciados... ¿Cuál democracia? ¿En dónde está el respeto a los derechos humanos, a los derechos del pueblo? Habrá que preguntarle a éste qué piensa de lo que pretenden hacer en La Parota; qué opina del daño que hace la Minera de San Javier en San Luis Potosí y de otra compañía minera que maltrata el suelo y a los habitantes de Madera, Chihuahua; y... ¿qué dirá el sufrido pueblo mexicano de las aviesas intenciones de seguir en la obstinación de hacer un ‘basurero’ de residuos tóxicos en Zimapán, Hidalgo, contra el cual luchan sus habitantes desde hace mucho tiempo?”.

¿Y el éxodo interminable de compatriotas hacia el norte por la falta de empleos y por la miseria en la que está sumido el suelo de esta tierra pródiga?

La lista de males y desmanes no tenía para cuándo acabar y la tarde avanzaba con frío hacia la oscuridad. La reunión tendría que proponer acciones inmediatas para seguir luchando contra la injusticia... y así se hizo, pero... como resulta natural, por razones que no voy a enumerar, no las transcribiré aquí, porque si algún “agente” del gobierno “destacamentado” para espiarnos leyera estas modestas líneas, inmediatamente trataría “por órdenes superiores” de anular nuestro accionar... (cosa aprendida por nuestro comité desde hace muchos años).

La reunión terminó y cada quien se marchó con su bagaje de esperanza, con el ánimo erguido por el recuerdo de la firmeza de convicciones de nuestros hijos, hermanos, esposos y compañeros, víctimas de ese mal terrible que es la desaparición forzada, que a pesar de los años que llevamos de luchar sin tregua contra ella, no hemos logrado erradicar, pero el desánimo, como siempre, no logró penetrar en nuestros espíritus, porque allí anidan las convicciones y los ideales nuestros, gemelos idénticos de los de los seres valiosos que nos arrebataron.

Sabedores de todos los males terribles que aquejan y acechan al pueblo mexicano, del cual formamos parte con orgullo, renovamos el acuerdo de luchar sin tregua, pero sin odio, contra quienes nos han causado tanto daño, hasta lograr vencerlos sin deseo de venganza, porque nosotros no desapareceríamos a nadie... ¿Democracia con desaparecidos.... cuál democracia?

Dirigente del comité ¡Eureka!